domingo, 7 de julio de 2013

To the limit {31}

-La traeré sana y salva.

Su madre sonrió aliviada. Tengo buena relación con sus padres, las veces que han venido me han atendido muy bien y se lo agradezco a que me lo pongan difícil. 

Su padre es muy serio, pero se enrolla y es igual de simpático que su madre.

-¿En que piensas?
-Oh, en nada.

Giré la vista, ya habíamos dejado atrás su casa y la mía. Le paso mi brazo por su hombro y ella se pegó aun más a mi.

-¿Me vas a llevar a la piscina?
-No.
-¿A un hotel para acabar lo que antes dejaste por la mitad?
-No me des ideas.
-Tranquilo, esa quítatela de la mente.-Le mire con la ceja arqueada.
-Te he dicho que es una sorpresa.

Aun que le hubiera dicho eso, se tiró todo el camino de ida haciendo preguntas. Ya por desesperación me preguntó si era a Narnia, y yo por el mismo motivo le dije que sí.

Creo que por eso fue que paró de hablar, por el enfado.

Aun así se le quitó a los cinco minutos, ya por suerte no preguntó más, pero sus gesto era de estar muy nerviosa y no aguantar más.

Eso me gustaba, me gusta sorprenderla.

El calor empezaba a agobiarnos así que aceleramos aun más el paso. A este paso íbamos a llegar en un abrir y cerrar de ojos.

                                       NARRA EMMA

-Ya estamos.-Me confirmó por fin.

Mire a mi alrededor, lo primero que me fijé fue en una maquina de comida y bebidas, las típicas que echas una moneda, le das al botón y sale lo que tú quieres. Era rojas y no eran muy frecuentes por aquí.

Justo alado, había una valla metálica, baja. Y en medio de esta una puerta del mismo material abierta de par en par.

Dentro todo el ambiente estaba revolucionado, las paredes todas llenas de grafitis y la verdad, muy bien echos. Mucho ruido, ruedas.
era una plaza de Skater. La gente se tiraba por esos "toboganes" de todo tipo de tamaños. Los chicos y chicas no pasaban de los 25 años. A esta hora es normal.

Había música de fondo, sin letra, solo ritmo.

Casi todos los que estaban con sus tablas eran chicos, y dos o tres chicas. Las demás estaban bebiéndose una Coca-Cola y bailando. Algunas iban decente y otras con ropa mini. En unos bancos dos o tres parejas comiéndose la boca, y por último, dos o tres fumando.

-Un sitio...-Pausé.-Animado.-Fue lo único que me salió.
-Bien.-Puso sus dos dedos en la boca y de esta salió un silvido perfecto.

Un chico se acercó y le tiro a Justin una tabla, la cosa empezaba a asustarme. Era una tabla de Skater sencilla, negra con un filo rojo al rededor, y por debajo nada de grafitis. La bandera de Canadá.

-¿Me has traído para verte hacer Skater?
-No. Te he traído para que los dos hagamos Skater.-Marcó la palabra "Dos".
-Oh no... Ni se te ocurra.

Tiró de mi mano pero mis pies estaban clavados en el suelo.

-Cariño...
-No Justin, yo no sé hacer eso.-Señalo a uno de los que lo hacía como lo más normal del mundo.
-Déjame enseñarte.
-Justin...
-Nena, no pierdes nada. No te voy a dejar sola así que no te vas a caer. Confía en mi.

Me lo planteé dos veces. Incluso se puede decir que tres. Pero por fin suspiré vencida y acepte. Tenía razón, no perdía nada.

Me agarro de la mano y nos adentramos en aquel murmullo de gente. Justin saludó a unos cuantos amigos y conversó con ellos.

-Vaya Biebs. Has sabido escoger bien a tu chica.

-No te pases. Como bien has dicho, mi chica.-Dijo destacando el "Mi".
-¡Eh eh!.-Se elevó de brazos.-Solo decía.

-Emma.-Me acerqué y le di dos besos a cada uno.-Encantada.
-Igualmente.-Dijieron al ausonio.-Bueno, nos vamos. Tenemos que darle caña a nuestras amigas.

Por un momento pensé mal. Pero enseguida supe que se referían a sus tablas. Reí para mis adentros.

Cogida de la mano de Justin nos alejamos un poco de la multitud y la verdad, lo preferí.

-Empiezo yo, y luego tú, ¿Vale?.-Dijo subiendo un pie a la tabla.

Arrastró su pie derecho para coger impulso, y una vez que la tabla empezó a moverse puso los dos pies en ella. Aguantando el equilibrio. Dio dos o tres vueltas e hizo alguna que otra de sus tácticas de Skater.

-Bien.-Se bajó.-Te toca.
-Esto es ridiculo... ¡No puedo hacer eso!
-No vas a hacer eso, eso era un ejemplo. Harás lo que te diga.

Me puse delante de esa madera subida en cuatro ruedas, suspiré y no quise darle más vueltas.

Puse el pie izquierdo, luego cogí impulso con el derecho y subí los dos pies a la tabla. Me movía en esta sin caerme gracias a las manos de Justin que agarraban las mías.

Practiqué como girar y parar. Lo básico. La primera vez que lo intenté sola se escucharon más mis gritos que las ruedas girando a toda velocidad.

La segunda vez lo hice mejor y ya a la tercera, se puede decir que genial.

-Hey.-Dije pasando a toda velocidad por la tabla justo por la cara de Justin, en uno de sus descuidos aproveché y le quité su gorra, para ponermela yo.
-He aprendido rápido, eh.
-Claro, gracias a tu profesor.-Se alagó a sí mismo.
-No vas a cambiar.

Como respuesta se elevó de hombros.

Me empecé a cansar de estar de pie encima del Skater, así que me senté y cogí velocidad con las manos.

-No conocía esa técnica.-Dijo dándome un refresco. Él tenia otro para él.
-Soy una caja de sorpresas.
-No lo dudo.

Me cambié de posición y quité mis piernas cruzadas, esta vez para ponerlas pegadas a mi cuerpo, en forma de una V al revés. Las abracé intentando dejar todo el espacio posible atrás.

Era una tabla grande, demasiado diría yo. Así que Justin pudo sentarse en el hueco libre, dejando sus piernas fuera.

La tabla empezó a moverse, pero esta vez gracias a él. Subió sus piernas al Skater en uno de los huecos libres y me agarró de la cintura.

Nos alejamos de la multitud como locos, con nuestras bebidas para aliviar el calor en la mano. Tenia un cierto sabor a limón, la verdad, refrescaba mucho.

Tomé otro solvo. Y ya el último. Giré con mi mano la tabla hacía una papelera negra que se hallaba en la calle y ahí lo tiré. Justin aprovechó e hizo mi mismo gesto.

Avanzamos un poco hasta que llegamos a una cuesta bastante empinada. Paré el Skater en cero coma.


-¿Qué pasa?
-No pienso bajar. Seguro que no lleg...-Me cortó.
-¡Hey! ¡Hola Brit!

Me giré desesperada hasta la dirección donde él estaba mirando buscando a mi amiga. Pero por rareza no vi a nadie. Fui a volver a preguntarle a Justin donde pero en menos que canta un gallo nos estábamos moviendo por aquella  infinita cuesta con dirección hacía abajo.

¡Emma! ¡Eres idiota! ¿Y tú te crees todo lo que te digan? De nuevo, idiota.

Grité, lo contrario de Justin. El reía.

Cerré los ojos esperando a que volviéramos a estar en linea recta. Que por cierto, para mi se hizo eterno.

Me gustó en el fondo, pero muy en el fondo. Para poder parar tuvimos que tirarnos de la tabla al suelo. Según él yo estaba blanca como una hoja de papel y no me extraña.

-Genial.-Musité.

Por parte de él solo recibía carcajadas. Me molesté pero a la vez me  intentaba no contagiarme como otras veces.

Un mensaje. Mi móvil me lo dio a saber con su típico "Tim".

Lo abrí:

"¿Se lo dices tú o se entera por aun anónimo?"

Me tensé. De nuevo anónimo. Borré el mensaje y guardé el móvil, seguido me senté y a mi gesto él hizo lo mismo.

-Nena, ¿Pasa algo?
-Yo... Tengo que decirte algo Justin.
-¡Hey!.-Unos brazos rodearon mi cuello por dentras.-¿Qué hacéis aquí tirados en medio de la calle?
-¡Tío! No hay quien te vea.-Ryan chocó su mano con la de Justin.
-Brit, me vas a asfixiar.-Le abvertí a mi querida amiga.

                                  NARRA JUSTIN

Ryan, totalmente inoportuno como siempre.

Miré a Brit, ella puede ayudarme. Le hice unas señas con los dedos en señal de que nos apartaramos un poco de ellos y pudieramos conversar.

Ella lo entendió perfectamente y por suerte Emma no me vio. Ryan me echó una mirada desafiante y Brit le hizo señas en señal de que no pasaba nada.

-Necesito tu ayuda.
-¿Justin Bieber? ¿Pidiéndome ayuda a mi?
-Es por Emma.-Ambos la miramos unos segundos como reía con Ryan.-Necesito hablar contigo mañana. A las 10 en la puerta del Centro Comercial. Sé puntual y puedes decirle a Ryan que venga, es mejor si no quiero llevarme..,-Lo miré.-Es mejor.

Di un paso para volver a unirme a ellos, pero retrocedí.

-Y sé discreta.

Me asintió y de la forma más natural volvimos y nos metimos en la conversación como si hubieramos estado desde el principio.


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