sábado, 24 de agosto de 2013

To the limit {32}

                                   AL DÍA SIGUIENTE

                                      NARRA JUSTIN

-¿Entonces? ¿Me vas a ayudar?
-Bieber, a ti esas cosas no te van.
-¡Joder Brit! ¿Me vas a ayudar o no?
-Sí. Solo porque es por mi mejor amiga.
-Bien.

Estuvimos unos segundos acompañados de un silencio, a ella se le veía pensativa y me imagino que al igual que a mi.

-¿Y qué tienes en mente?
-No tengo nada en mente.
-Empiezas bien.
-Si lo tuviera todo planeado, no te hubiera pedido ayuda.

Ryan estaba callado, andamos unos pasos adentrándonos en el Centro Comercial y nada más escuchar aquel alborto de gente suspiré.

-Tranquilo, saldrá bien.
-Eso espero.

-¡Ya lo tengo!
-¿Qué?
-Oh Justin, ¡Le va a encantar!

Esto no va a marchar bien.

                                          NARRA EMMA

¿Qué estará haciendo Justin? ¿Se habrá enterado ya de mi trágico accidente del pasado? Tarde o temprano se enterara y quiero que sea por mi.

Los mensajes... ¿Quién me mandará los condenados mensajes? Volvemos a repasar la lista:

¿Mis padres? Imposible, ¿Brit? Menos. ¿Los doctores? No lo quito, pero lo dudo mucho. ¿Jack? Espera, ¿Jack? ¡Claro! Joder Emma, eres imbécil. Es obvio que es Jack.

                                   NARRA JUSTIN

-Man, ¡Vas a triunfar!
-Si no, la culpa es tuya y de tu novia.
-¡Eh eh!.-Nos interrumpió Brit.-Yo he dado una idea y tu has echo el resto.
-¿Crees que le gustará?
-Le encantará.

Mi móvil sonó, un WhatsApp:

"Quiero verte imbécil."

Me mordí el labio inferior y lo siguiente no me acuerdo, su rostro vino a mi mente. Su sonrisas, su labios gritándole a los míos que los devore sin compasión, sus ojos, que puedo decir de sus ojos. Son mi perdición.

-Oh Biebs, ya te esta hablando tu novia.

Mire al móvil y de nuevo a Ryan.

-¿Cómo lo sabes?

Me contestó a mi pregunta con un gesto. Puso unos de sus dedos enfrente de su cara, dibujando en ella media circuferencia justo encima de su boca.

No pillé ese gesto.

Fruncí el ceño y volvió a hacerme el mismo gesto, hasta que por fin se rindió.

-Estas sonriendo como un estúpido tío, te trae loco.
-¿Es qué a caso tú no sonríes cuando te hablo?.-Le regañó Brit.
-Sabes que sí, te quiero.
-Ya hablaremos eso.

"Y yo nena, te quiero".- *Corazón*

Le escribí mientras ellos dos terminaban de discutir.

-Buenos chicos, seguid con lo vuestro. Yo me tengo que ir ya.
-De nada Bieber.
-Gracias Brit.

Me despedí de Ryan con nuestro típico golpe de manos, cogí las bolsas y salí del Centro Comercial. Ahora me queda hacer unos que otros detalles.


                                                   NARRADOR

Mientras Emma pasaba un aburrido día en su casa, Justin le preparaba una sorpresa. De vez en cuando el mismo se paraba a pensar: "¿Amor? ¿Eso se come?" Y sus adentros les decía: "Solo a besos."

¿Justin Bieber haciéndole sorpresas a una chica? ¿Desde cuando ha sido tan cursi?

Pero hasta el chico mujeriego se puede llegar a enamorar, y no de una chica como él.

Una pizca de velocidad, furia, motos y rebeldía mezclada con un poco de dulzura, sencillez, tranquilidad y carácter.

Cosas opuestas que encajan como un compecabezas, y eso es lo que son.

Al principio cuesta unir las piezas, pero poco a poco se te facilitan las cosas, y consigues reunir el puzzle entero en una sola pieza. 

¿Ellos estaban viviendo magia? Sí, puede que sea eso. Pero al fin y al cabo, ¿Existía la magia? Bueno, no tiene que ser las que hacen los magos, ni las de los cuentos de hadas. Sus corazones pueden hacer magia sin necesidad de utilizar nada, solo sus sentimientos.

                                     NARRA EMMA

Salí de la ducha y lo primero que hice fue revisar el móvil.

"Y yo nena, te quiero." *Corazón*

Me mordí el labio inferior insconcientemente.

-¡Emma! ¡Tienes visita!

Bloqueé el móvil e hice el amago de salir. Pero me percaté que estaba en toalla y no era plan.

-¿Quién es?.-Grité desde la puerta.
-¡Soy yo!.-La cara de Brit apareció en mis narices, grité del susto y dí 3 pasos exactos hacía atrás.

Seguido entró risueña y cerró la puerta.

-¡Joder! ¡Que susto!
-¡Tía! No es la primera vez que me ves.
-Voy a vestirme. Siéntate en la cama.-Se la señale.-Y no cuando vuelva, quiero verte sentada, no en mis narices.

Ella puso cara de angelito y se sentó.

Entré al baño y busqué con la mirada la ropa interior que dejé hace antes de entrar a la ducha. Una vez encontrada me la coloqué. Primero la parte de abajo y luego, el brasier. Lo abroché, miré al lava manos esperando encontrarme la ropa, pero mi memoria de pez hizo que no la cogiera.

Volví a mi habitación. No sería la primera vez que Brit me ve así. Conocernos desde pequeña y ser mi mejor amiga es lo que tiene.

-¿Y las chicas? Hace mucho que no las veo.
-Aly feliz con Chaz, Kate ha empezado a salir con Logan.
-Oh, ¿en serio? ¡Por fin!
-Sí, están felices. Y Marie ha estado de vacaciones, pero vuelve hoy. Y para eso he venido.
-¿Pasa algo?
-Queríamos celebrar que vuelve, con una acampada. Iremos todos.
-¿Todos?
-Sí. Justin, Ryan, Chaz, Chris, Logan, Aly, Kate, Marie, tú y yo.
-Me gusta la idea.

Suena realmente bien.

-¿Y cuando nos vamos?
-Mañana a la noche. Vendré a buscarte.

Asentí.

-¿Cuántos días?

Se quedó pensativa unos segundos, más bien me miraba fijo, intentando disimular que no lo sabía.

-Bueno... Si es por tus padres diles que no se preocupen, te llevo y te traigo sana y salva.-Me guiña un ojo.
-Esta bien. ¿Y qué me llevo?
-Lo básico. Ropa.
-Tanta ayuda no, por favor.

Ambas carcajeamos, es un caso perdido.

-Bueno, lo que te lleves es lo de menos. Por cierto, mi madre te ha invitado a comer, ¿Sabes lo que significa no?
-¿Qué pasaremos toda la tarde en la piscina?
-Oh sí.

                                    HORAS DESPUÉS

Me estaba comiendo unos deliciosos macarrones con queso que hizo la madre de Brit para nosotras, mientras observábamos a su primo, que cada vez que comía se manchaba. Es muy mono. Tiene el pelo negro de rizos con ojos azules, al igual que su prima.

Pensando en otra cosa, me extraña que no haya recibido más mensajes. Mañana, que posiblemente vea a Justin, le contaré todo. Es hora,  y tengo que tener valor.

Suspiré, removí los últimos macarrones que quedaban en plato, pensando que se darían a notar cuando me suban de peso. Aun así me los comí por cortesía de no dejar nada en el plato. Bebí el sorbo que quedaba de refresco y listo.

Brit y yo nos levantamos a la vez para dejar nuestros respectivos cubiertos.

-No hace falt...
-No pasa nada.-Le corté.-Aun que sea tu casa, no voy a dejartelo todo a ti.

Seguido me acerqué a la cocina, puse mi plato, vaso y cubiertos en el fregadero, ella hizo lo mismo.

Volví al comedor en un suspiro ahogado en angustia.

-¿Qué pasa?.-Me dijo Brit, reconfortándome con su mano en mi hombro.
-Los mensajes...
-Oh ya, no pienses en eso. Jack esta celoso y te ha gastado una broma de mal gusto. Lo mejor...-Suspiró de la misma forma que yo lo hice antes.-Es que se lo cuentes tú todo a Justin.
-Pero, ¿Y si reacciona igual que Jack? El estuvo un mes sin hablarme. No lo voy a soportar.
-Pero tú ya no lo volviste a hacer cielo. Pasó, eres normal como yo, como las chicas, como todas de nuestra edad. Justin tiene la mejor novia del mundo, y si él te quiere, no se comportará como Jack.
-No lo volví a hacer, pero estuve a punto. Lo pensé mil veces.-Me cortó.
-Y Justin te dio mil y una para no hacerlo.
-Sí.
-Tómate tu tiempo, piensa como se lo vas a decir. Pero que sea pronto. Sube a mi habitación y ponte el bikini. Yo ahora voy.

Hice lo que me indicó. Una vez en su cuarto saqué mi móvil y aun que no tenía en la agenda el número de Jack, me lo sabía de memoria.

Tomé aire por la náriz expulsándolo por la boca. Marqué. Volví a inhalar más aire, que si no fuera porque la habitación de Brit es grande, diría que la dejé sin oxigeno de tanto aspirar.

El dibujo del teléfono verde en mi móvil amenazaba con qué lo marcara, pero una vocecilla dentro de mi decía que no lo hiciera. Aun así no le hice caso a mi otra yo y llamé.

Un tono... Dos... Tres... Cuatro... Colgué.

Gruñí por lo bajo, pero volví a intentarlo.

Un tono... Dos... Tres...

-¿Sí?

Me mantuve en silencio cinco segundos exactamente, y no fueron más porque él no me lo permitió. Se escuchó una risita por lo bajo.

-Emma...
-No me mandes más mensajes.

Otra risita.

-¿Qué mensajes?
-No te hagas el tonto.

Lo siguiente no era risa, fue una carcajada.

-Sí, fui yo.
-Me lo imaginé.
-Tranquila, solo quiero que Justin sepa todo de su novia.-Dijo resaltando el "Todo".-Hasta los motivos por lo que los hizo.
-Deja de ser tan hijo de puta, y no me mandes ni un puto mensaje más.
-Tranquila, a ti no te mandaré más.

Colgó. "A ti no te mandaré más." ¿Y a quien se los iba a mandar? ¿A Justin? Oh Dios, esto se está poniendo peor de lo que imaginaba.



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