domingo, 7 de julio de 2013

To the limit {30}

-¿Justin sabe que tú llegaste a cortarte?
-No.
-Emm... Tenías que haberselo contado. Él te querrá de todos modos.
-Mamá, ¿Quién me asegura eso?

Ella no contesto. Nadie se lo aseguraba.

No me gusta. No quiero hablar de esto. Ya no tengo heridas visibles de esa noche. Yo era pequeña, inocente. Sabía lo que hacía, pero no a lo que me arriesgaba.

-Es mejor que descanses cariño.

Cuando me di cuenta mi madre cerraba la puerta de mi habitación. Suspiré profundo. Miro por la ventana, y recuerdo todo como si lo estaría viviendo.

Corría mucho. Muy rápido. Asustada, con ganas de huir. Era pequeña, ¿11 años? sí, exactamente 11. Tropecé con una piedra, pero no me levante. Me quedé ahí, llorando como lo que era. Una cría.

Me apoyé con las rodillas y las manos, de cara al suelo. Levanté un poco la mirada y aun que las lágrimas me nublaban la vista, pude distinguir un trozo de cristal de botella, con sus esquinas perfectamente afiladas.

Me senté en el suelo y lo observe por cinco segundos. Luego cuando mis pensamientos me sacaban de la realidad entre de hacerlo o no, ya tenia el trozo de cristal en mis manos. Me remangué un poco el puño del chaquetón con dificultad, ya que era de gran grosor. Miré mi muñeca, volví a mirar aquella arma que tenia entre mis manos. Me lo pensé dos veces, pero no tres.

Lo siguiente que recuerdo es un fuerte dolor, pero que sabia a alivio. Uno, dos, tres goteras de sangre en el suelo. Un escalofríos pasó por mi cuerpo al notar el simple tacto del cristal, que posiblemente estaba infectado. Luego todo se volvió oscuro.

Salí de mi pasado, aferrándome en el presente. Miré la misma muñeca que años atrás tenia marcas.

Ya no se notaba nada.

Me acuerdo cuando se lo contó mi madre a Jack, creyendo que lo él ya lo sabia. No me habló en un mes, y eso que llevábamos 6 saliendo.

Él, junto con Brit y mis padres son los únicos que lo saben. Y espero que ya mismo, Justin.

Pero, ¿Y si me deja? ¿Y si se enfada por no haberselo contado? quien va a querer tener una novia que se ha cortado. 

-Nena...-Di un salto.
-¡Joder Justin!.-Grite poniéndome la mano en el corazón.-¿Cuándo has entrado?
-Hace nada, te vi pensativa.
-Lo estaba.
-Normal cariño, yo también te tengo en mi cabeza todo el día.
-Imbecil.

Me quede mirándole analizando su ropa, una simple de cuello con forma de V y unos jeans caídos negros, acompañado de unas Supras rojas, y todo eso complementado con una gorra, al igual negra, con un cartel rojo que ponía "Obey", y esta en letras blancas.

Me puse de pie pero rápidamente unos brazos me agarraron por la cintura, puse mis manos encima de estos apretándolo más a mi.

-No te enfades...-Hizo una pausa.-Quería darte una sorpresa.
-Me has dado un buen susto.

Me giró como si de una peonza tratase.

Me apretó más a su cuerpo, miró mis labios a la vez que se mordía los suyos. Creo que ambos sentimos esas mariposas en el estomago, no soy partidaria de los bichos, pero se siente tan realmente bien. Sé que a él le pasa lo mismo por la expresión de su cara, arrugó un poco la nariz y encogió el estómago.

Nos dimos cuentas de la situación, parece que Justin no sé acostumbra a esto. Ya sabes, de estar solo con una chica y sentir esas cosas. Si es que las siente.

No espero más y atrapó mis labios entre los suyos haciendo que me diera otro cosquilleo aun más intenso por el sobresalto.

Un sobresalto precioso.

Mi lengua va a buscar batalla y la encuentra. Justin sonríe sobre mis labios victorioso, por ser mi lengua quien le rogara a él.

Y yo misma me mareo de las vueltas que da dentro de su boca, en uno de mis descuidos me tira un mordisco, que literalmente me dolió. Le respondo con un gruñido y él con otro a mi siguiente acto. Un pellizco en el costado.

Saco mi lengua por falta de aire, pero él no se rinde y atrapa mi labio inferior entre sus blancos y perfectos dientes.

-Just... tin.-Intento decir.-¡Su... elta... me!
-Me temo que no.-Consigue vocalizar porfectamente.

Anda hacía atrás dirección a la cama. Y lleva aun mi labio con él.

Avanzo a su paso, ¡Joder Emma! ¡No! ¡Aquí y ahora no!

Él se se tira en la cama y yo caigo encima de él, por fin mi labio vuelve a su sitio por si solo.

-Ay.-Me quejo a la vez que con esfuerzo consigo mirarmelo.-Lo tengo rojo idiota.
-No te quejes tanto y dame un beso. O más de uno.
-Con el de antes te basta y te sobra.
-No. Ni me basta ni me sobra.

Cosas así hace que sonría sin ningún motivo, como seguro estoy haciendo ahora mismo. Pero a pesar de todo, me resigno y le doy un dulce besito.

Sus manos bajan a mi trasero y aprieta este con fuerza, que hace que suelte un gemido. Me pongo roja al instante y por parte de Justin consigo una risita.

-Te odio.-Le digo dándole un leve golpe.

Da una vuelta en redondo quedando esta vez él encima mía, le miro con la ceja arqueada, y el arquea las dos por dos veces. Ese gesto me hace reír.

-Yo también.
-Entonces, quítate de encima.
-Después de hacer una cosa.
-¿El qué?

Apartó mi pelo hacía el lado derecho y hundió su cabeza en mi cuello.

-Esto.-Me susurró al oído.

Empecé a notar el tacto de sus labios en este, "Bendito sea los labios de este chico." me decía mis adentros.

Daba pequeños besitos sonoros, pero intensos. Hasta que subió la temperatura y ya no era pequeños besitos, me estaba comiendo el cuello literalmente. Como si se estuviera liando con alguien, incluyendo la lengua. En este caso era mi cuello.

Podía imaginarme mi interior derretido completamente como un caramelo fundido por demasiado calor.

Solté un fuerte suspiro por no gemir en alto.

Mi camiseta se estaba levantando un poco, y no era presisamente por mi postura. La causa eran unas manos que cuando me tocaban me producían electricidad, pero me encantaba.

La tenia subida un poco más arriba del ombligo, pasaba sus dedos por mi barriga como si de pluma se tratara, la acariciaba y si se puede decir así, la arañaba, pero sin dolor.

Levanto mi mandíbula y su lengua empezó a moverse por mi garganta. Obviamente por fuera.

Luego hizo un recorrido de besos desde esta bajando poco a poco.

-Justin...
-Hmm...-Me contestó como si fuera un "¿Sí?".
-Así no. Y menos aquí.

Paró en seco y se quedo mirándome a los ojos, yo intenté ponerle cara de cachorrito sin ser exagerada. Me miró y suspiró vencido.

-Me cuesta resistirme nena.
-No te digo que yo no quiera.-Dije resaltando el yo.-Solo que aquí no.


Puede que os parezca raro, pero Justin y yo llevamos un mes y aun no lo hemos echo. Para él es un recod y para mi lo más normal del mundo. 

-O sea, que quieres, pero no quieres hacerlo en tú cuarto.-Me sacó de mis pensamientos.
-Quítate de encima mía.

Y por rara vez lo hizo. Me extendió sus manos en señal de que las cogiera para ayudarme.

                                          NARRA JUSTIN

Ella quiere una primera vez. O por lo menos conmigo. Especial, y yo tengo que recompensarla por nuestra última pelea, y tu amigo ya no aguanta más Bieber, aun que eso sea lo de menos.

-Emm, te propongo pasar unos de los días más intensos juntos. Ya que mañana no podemos vernos.
-¿Porque no?
-Porque no.
-Eso no me vale.
-No seas tan preguntona. Preparate, te voy a llevar a un sitio.
-No quiero.
-¿Cómo?
-Que no quiero, hasta que me digas que vas a hacer mañana.
-Unos encargos.-El ambiente se relajó un poco.
-Oh no, por favor. No me salgas con que traficas también.-Bromeó.
-No te saldré como ese cabrón, te lo aseguro.

Sonrío a mi broma, por fin.

-¿Entonces?
-Esta bien.

No lo pensó dos veces y se fue al armario, abrió las dos puertas de par en par e hizo un gesto gracioso con la cara pensando que ponerse. Mientras tanto, yo me eche en su cama, con mis manos cruzadas en mi nuca, observándola.

-¿Tengo que ir muy arreglada?
-No.

Estiró la mano y sacó una camiseta ancha y larga, de tirantes azul oscuro, y en letras rojas ponia "My superhero.", luego un sujetador tipo camiseta, sin tirantes rojo unos shorts del mismo color. Seguido me miro y entró en el baño.


Al cabo de uno cinco minutos salió, la ropa que había escogido le quedaba tan realmente bien... se veía tan... tan... sexy.

Puso sus brazos en jarras esperando a que le diera mi opinión.

-Preciosa.-Dije con toda sinceridad.

No dijo ni una palabra y se adentró de nuevo en el baño.

Mientras tanto observé su habitación de arriba a bajo, cogí el cojín que tenia justo alado mía. Olía a ella, a su perfume favorito y el que casi siempre usaba. Tenia un olor dulce, como a frutas y un toque fuerte de chica mala. Ella seguro que duerme con este cojín.

¿Como sería dormir con ella? tenerla horas y horas pegada a ti. Aun que contigo Bieber, lo de dormir con una chica no te va.

Las veces que he pasado la noche con chicas no ha sido presisamente para eso.

Revisé de nuevo la habitación y fijé mi vista en su mesita de noche. Me llamó la atención algo morado que sobresalía de uno de los cajones y no me lo pensé dos veces. Me acerqué y abrí el cajón.

Es un pañuelo, morado y con unos dibujos extraños blancos. Lo olí, tiene el mismo olor que el cojín. Solo que con menos perfume y más su olor propio.

Lo volví a oler y sonreí.

Oh Bieber, te estas volviendo estúpido, ¿Desde cuando haces eso de sonreír sin más? Claro, desde que Emma llegó a tu vida.

La puerta se abrió, ya estaba vestida, con unas Vans negras, su pelo con unas ondulaciones perfectas que quedaba mejor con su color de ojos.

-¿Te gusta?.-Me dijo.
-Preciosa.
-Gracias.-Hizo una pausa sentándose a mi lado.-Pero me refería a eso.-Señaló el pañuelo.

Reí ante mi tonta confusión.

-Sí.
-Me lo regalaron cuando era muy pequeña, y no sé porqué. Pero le cogí muchísimo cariño.
-No sabía que tenia una historia.
-Todo tiene una historia.
-Oh, eres toda una filósofa.
-Lo sé.-Presumió.
-¿Me lo das?

Me miró con la ceja levantada, saqué el labio inferior imitando una carita de súplica. Se lo volvió a pensar dos veces y por fin, suspiró.

-Prométeme que lo vas a cuidar, como te he dicho, le tengo mucho cariño.
-Te lo prometo.-Y seguido le di un corto beso.
-¿A dónde me vas a llevar?
-Es una sorpresa.-Dije poniéndome en pie.

Dejé que ella saliera primero de su habitación y bajamos al mismo ritmo las escaleras, mientras tanto me liaba el pañuelo a mi muñeca, acabándolo en un pequeño nudo.

-Adiós mamá.
-Adiós cariño. ¡Tened cuidado!.-Emma rodó los ojos.
-Lo tendremos.
-La traeré sana y salva.




No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.