domingo, 27 de octubre de 2013

To the limit {38}

                                           NARRA EMMA

Empecé a adentrarme en el agua, hoy estaba un poco más fría de lo habitual y cielo estaba algo nublado.
 
-¿Ya has hablado con tu madre?.-Me pregunta Justin sacándome de mis pensamientos y adentrándose al mar junto a mi. 
-Sí, tiene ganas de que volvamos. Tu madre también te echa de menos.

Se abrazó a mi por la espalda, ya me había acostumbrado al frío del agua y sus brazos me reconfortaban. Me giré para quedar cara a cara con él, pasé mi pulgar por su pómulos, cerró por unos segundos los ojos y sentí un pinchancito en el estómago, juraría que cuando abrió los ojos los tenía más claros de cuando los cerró. El primer rayo de Sol de mañana acaba de salir para irse al instante, pero en ese pequeño tiempo tuve que achinar los ojos, algo que a Justin le causó risa. Pegué más nuestros cuerpos, hice el amago de besarle en los labios, pero me retiré. Bajé hasta su cuello y le dí un mordisquito, haciendo que gimiera y que yo sonriera satisfecha.

-Cariño, no me hagas sufrir.-Susurró entrecortado.

Lo ignoré y seguí, por su clavícula, luego por el óvulo de su oreja y acabé por su mandíbula. En ese tour bajó sus manos a mi trasero, aferrándome más a su miembro. Enrollé mis piernas en su cintura con fácilidad a causa del agua.

-Joder.

Pasé mi lengua por el borde de su labio inferior, hizo de nuevo el amago de morderme, y yo volví a separarme.

-¿Me vas a besar ya?

Para que nos ibamos a engañar, los dos teníamos ganas y yo no me aguantaba más. Me lanzé a sus labios y él los capturó como si supiera que en ese momento iba a deborarle. Adentré mi lengua en su boca y comenzamos una guerra que acabé perdiendo por falta de oxigeno. Subió sus manos por mi espalda hasta llegar al cordón de la parte susperior del bikini, tragué saliva y paré de besarle.

-Aquí no tenemos protección. 

Soltó una carcajada que en parte, me molestó.

-Lo sé nena, no iba a hacer nada. 

Me subieron los colores, eres idiota Emma. Sé que Justin es como es, pero no me sabe llevar la situación.

-Este próximo curso tienes que esforzarte Bieber.-Cambié de tema para relajar el ambiente.
-Ajá. 
-Lo digo en serio. 
-Y yo. 

Volvió a besarme, empidiendo que seguiria con ese tema, y lo consiguió. 

Cuando el besó se estaba profundizando y estaba desprevenido me resvalé por su cuerpo hasta sumergirme en el agua. Intenté no reirme para no tragar agua, pero era difícil imaginando la cara que se le abría quedado. Nadé un poco más al fondo y salí a la superficie. Giré para ver donde se encontraba Justin, pero para mi sorpresa no estaba por ningún sitio. Volví a mirar bien de un lado a otro, nada.

-¿Justin? 

Al no recibir respuesta, volví a repetirlo, esta vez más fuerte. Y con el mismo resultado. Pensé que se había enfadado y se habría salido, mierda, ¿Así se pone por una broma?

Fui saliendo poco a poco, con dificultad. Cuando el agua me llegaba por las caderas me hundí, y no por decisión propia. Noté algo en mi tobillo y por un momento pensé que era alguna planta extraña marina, como la que salen en los dibujitos animados, pero obviamente no lo era.

-Sueltame idiota, ¡Qué me ahogas! 

Justin pasó de mis palabras, pero conseguí "correr" hacía la orilla, cada vez me acercaba más y mi paso iba más lijero. Una vez pisando la arena secá volví mi cabeza, él intentaba salir del agua, y al parecer no le está costando tanto como a mi.

-Drew, me parece que te llevo ventaja. 
-No por mucho tiempo. ¡Corre! 
-¿Qué? 
-Que corras si no quieres verte reborcada en la arena en cero coma.

No, no quería. Empecé a correr cuando vi que él ya había salido del agua y estabamos en empate. Le saqué la lengua y le hice dos o tres bromas más de la que me arrepiento, ya que lo único que conseguí fue que corriera más y se cabreara. Suerte que la arena no quema, porque si no mis pies tendrían que hacer reposo un mes mínimo. Paré un segundo a coger aire, una, dos, tres inhalaciones. Volví a la competición, esta vez con menos velocidad, ya que la piernas empezaban a temblarme. Justin cada vez estaba más cerca de mi y yo más cerca del suelo, mierda, que díficil es correr en la playa. Cambié de dirección y caminé hacía la orilla para que se me hiciera más fácil, pero lo que conseguí fue que él lograra su proposito y por fin me tuviera en sus brazos.

Me deje caer al suelo, mis piernas parecían flanes de tanto trote.

-¡No puedo más!.-Dije riendo.-¡Estoy reventada! 
-A mi nadie me deja con ganas de un beso. 
-Tampoco nadie podría hacerte tener novia y ser solo de una chica. Ni cambiar... 
-Yo no he cambiado.-Dijo  protestando y colocándose sobre mi. 
-Tienes razón, yo he aprendido a conocerte. 
-Algo que pocas personas han sido capaz de hacer. -Bueno, pero llegué yo a romper las reglas. 
-Oh, mi chica dulce se vuelve rebelde. 
-Mi chico rebelde se vuelve dulce.
-Soy dulce de por sí. 
-Créeme, cuando te conocí no pensaba lo mismo. 
-Eh, que yo también te odiaba. 
-Pero yo a ti más. 
-Te odiaba, pero tengo que reconocer que me ponías mucho. 
-Tú también estabas bueno. 
-¿Estaba? ¿Quieres decir que ya no? 
-Quiero decir.-Hice una pausa, para cambiar de posición y ponerme yo encima de él.-Que si antes estabas bueno, ahora lo estas más. 
-Es lo que tiene ir al gimnasio, nena.

Me acerqué a su oreja, mordiéndole el contorno, haciendo que soltara un gruñido. Para luego, susurrarle un "Creído" y con las mismas alejarme.

-Sigues jugando con fuego, por lo que veo.-Dice pícaro y levantándose. 
-Me gusta arriesgarme.

Corrí hacia la casa, y aun así notaba sus ojos clavados en mi cuerpo. Sonreí para mis adentros. En unos segundos ya me había alcanzado y el resto del camino fue una competición, que victoriosamente gané.
 
-No me gusta que me dejes a medias.-Dijo seco. 
-No te quejes tanto. 

Y sin decir ni una palabra más, subi arriba para prepararme el baño. Sí, tenía ducha y bañera, y ahora me sentiría bien un relax.

Abrí el grifo y esperé a que el agua se pusiera tibia, un minuto o menos, no tardó mucho. Puse el tapón y esperé a que se llenara. A medida que subia el nivel del agua empecé a echar unas pastillas pequeñas de jabón que encontré en los muebles y Justin me dijo el primer día que servian. Cuando ya estaba casi al tope, cerré el grifo e hize un tour con mi mano bajo la espuma, tocando el agua.

Esta demasiado caliente, es mejor dejarla reposar si no quiero salir de aquí como un bote de ketchup. Me fui a la ducha, y preferí lavarme allí el pelo ya que tardaría menos tiempo. Así fue, en menos de 5 minutos ya la tenía enjabonada. Lo aclaré, me eché crema en las puntas y volví a aclarar.

Protegí mi cabello con un moño para que luego no se me volviera a llenar de espuma. Comencé a intentar desabrochar la parte superior de mi bikini, pero fui interrumpida por un golpe al otro lado de la puerta que casi hace que cayera en la bañera.

No le hice caso, se habrá caido algo. Volví a intentar quitar el broche de la parte superior con el mismo resultado. ¿Cómo he logrado cerrarlo?

-Un poco de ayuda no te vendría mal. 

Para mi sorpresa, no me sobresalté. Sentí escalofríos al notar sus manos en mi espalda, cerré los ojos inscocientemente y él aprovechó para seguir jugueteando con el broche. Una bombilla se encendió en mi interior y reaccioné poniéndo mis manos sobre las suyas en mi espalda, sin girarme.

-No querrás que te vuelva a dejar a medias, ¿Verdad Justin? 
-Sabes que era broma.-Depositó un beso sobre mis nudillos.-Sabes que contigo puedo esperar toda una vida.-Dió otro besito en la misma parte, pero en diferente mano.-¿Y sabes qué? Que sé que esta vez no me vas a dejar a medias. 

Quitó mis manos, no le detení. Pude notar que estaba sin camiseta y juraría que solo en boxers. En cero coma mi parte superior caía al suelo. Me giré y sus ojos se llenaron de lujuria. Me tapé cruzándome de brazos y elevé una ceja, que hizo que él riera. Confirmé mi duda de antes, estaba solo en boxers.

Me tiré a besarle, no aguantaba joder. Tiré de él y para mi torpeza la bañera estaba más cerca de lo que creía, por lo tanto hice que ambos acabaramos empapados. Nos acomodamos y seguimos con el beso, sin importar lo demás.

viernes, 25 de octubre de 2013

To the limit {37}

                                                  NARRA JUSTIN

Abrí los ojos. El DVD estaba apagado y todo recogido. Bajé la mirada hasta Emma, que dormida plácidamente a mi lado. Ahora lo recuerdo, terminamos de ver la película y charlando, ambos nos dormimos. Miro mi reloj de muñeca, mierda. Las dos de la madrugada. Se nos ha echo tarde. Me muevo con cuidado de no hacer ruido y levantarme sin despetarla.

-Justin...-Intento fallido.-¿Qué hora es? 
-Las dos de la madrugada. 
-Mierda, nos hemos dormido.

Se acomoda mejor en el sofá y vuelve a cerrar los ojos, juraría que se ha dormido en esta décima de segundo. Por lo que sea, prefiero no despertarla. La cojo como una princesa. Lo que es. No abre los ojos, solo gruñe y se aferra más a mi cuerpo. Joder, hasta dormida es bonita.

Subo las escaleras con cuidado de no caernos, aun que no pesa mucho. Abro la puerta de "nuestra" habitación con alguna que otra maniobra, después de casi un minuto con lo consigo. Vuelve a gruñir en el trayecto hacía la cama, donde la deposito con cuidado, le quito los zapatos y la arropo, ya que hace un poco de frío. Mañana es el último que pasaremos en esto bonito paraiso, espero superar al día de hoy.

                          AL DÍA SIGUIENTE

                             NARRA EMMA

El suave tacto de las sabanas era la gloria. Que bien había dormido. Volví a pasar la mano de arriba a bajo por todo el hueco libre que había a mi lado. Espera, ¿Hueco libre? Me sobresalté con mis propias palabras. Efectivamente, Justin no estaba.

Me levanté, colocándome bien la camiseta "de Justin" que ahora me pertenecia. Salí de la habitación y me adentré en el baño, no estaba. Aun así aproveché para lavarme la cara y recogerme un moño más bien alto. Una vez echo, salí de allí y bajé al salón. Nada. Luego fui a la cocina. Nada. Y por lo que veo, tampoco está a fuera, esto ya me empieza a preocupar.

Volví a subir al piso de arriba, y dudé si entrar por la única puerta que no había abierto y me faltaba por mirar. Ante mi duda, que pasé de ella entré. Ahí estaba, sentado en el suelo, tenia un álbum de fotos en la mano. Esta habitación siceramente es una de las que más me gusta de la casa. Tiene una cama no muy grande, la pared estaba pintada como de un color azulado. A la derecha un armario y un escritorio de maderas los dos, un gran baúl a los pies de la cama y una gran estantería llena de libros. Repisas pegadas a las paredes con CD's, alguna que otra medalla o trofeo, cuadros y cosas por el estilo.

-Buenos días.-Volví a dar un vote, hoy el día iba de sobresaltos. Giré mi vista de nuevo a sus preciosos ojos, llenos de nostálgia.

No contesté, preferí sentarme a su lado y saludarle con un suave beso en los labios.

-¿Y esto?.-Dije señalando el álbum. 
-Un álbum de fotos. 
-No jodas.-Ironicé.

La primera foto que pude ver era Justin de pequeño, sonriendo a la cámara. Estaba vestido con ropa y un palo de Hockey.

-Que mono. 
-Es el álbum familiar.-Pasó de página.-Aquí estoy con mi madre. 
-Que guapos. 
-Y aquí estoy con mi abuelo.

Creo, que sin darnos cuenta se nos pasó la mañana viendo fotos y más fotos, también me enseñó algunos juguetes de cuando tenía 5 años y los trofeos y medallas que había ganado en competiciones de Hockey y demás deportes.

Sacó del baúl lo que menos me esperaba, una guitarra. Pero no una guitarra de la que nos compramos cuando teniamos 10 años, si no una de verdad.

-¿Y eso? 

No contestó. Sacó del bolsillo un papel muy bien doblado, que fue desliando poco a poco. Era una letra, y de una canción por lo poco que pude leer.

Empezó a tocar unos acordes de la guitarra, parecían que sus dedos bailaban junto con las cuerdas. ¿Cómo podía tocar así? Miró la letra por un segundo sin dejar de tocar, y luego me miró a mi para luego comenzar a cantar.

-I always knew you were the best coolest girl know. So preffier than all the rest the star of my show.

Mi boca casi formaba una 'O'. ¿Había hecho él esa canción? ¿Él la había compuesto?  Desde la última vez que lo escuché cantar, que fue ayer, diria que ha mejorado. Si su voz de por si es  perfecta, cantando se supera. No puedo evitar que me salté alguna que otra lágrima mientras transcurre la canción.

-You're my special little lady. The one that make me crazy. Of all the girls I've ever know, it's you, it's you. My favorite, my favorite, my favorite, my favorite girl, my favorite girl.

                             NARRADOR

Ahora estaba Justin, cantando una canción a una chica, desahogándose con ella. ¿Quién iba a decir que él era de ese tipo de chicos? Aun que su facha de malote no se la quita nadie. Pero ahí estaban, robandose el corazón un poquito más si era posible, queriendose hasta que les duela, amandose. Los largos a Justin les salen perfectos, que más quisiera ella cantar así... Aun que tampoco se puede quejar. Emma sabe tocar el piano, aun que desde muy pequeña dejó de hacerlo, desde que tuvo aquel problema.

-¿Te ha gustado?.-Dijo al acabar la canción.
-Sabes que todo lo que venga de ti me encanta.
-¿Y a quién no? 
-Imbecil.-Le contestó dándole un codazo.

No le dio tregua, se tiró encima de ella a besarla, y es que ya no se aguantaba más. Al principio se resistió, típico en ella hacerse la díficil, pero acabó hasta mordiéndole la lengua. Imposible resistirse a un beso así.

                             NARRA JUSTIN

-No quiero pensar que ya mañana nos vamos.-Cortó el beso para soltar esas palabras que me sentó como un saco de cemento encima. 
-Lo sé nena, y yo tampoco quiero irme.
-En dos semanas empiezan las clases. 
-También lo sé.-Suspiré. 
-¿Seguiremos igual, verdad? 
-Claro.-Deposité un suave besito en sus rosados labios.-No te preocupes.

Continué el beso que habiamos cortado minutos antes, esta vez sin lengua. Pasé mi lengua por ambos de sus labios y acabé mordiéndole el inferior, solto un pequeño gruñido que me puso a cien. Que después de llevar meses con una chica y cuando la bese parezca la primera vez... Es raro. Si no es amor, no sé lo que es.

-Eres un bestia besando.-Dijo tocándose el labio que antes le había mordido. 
-Y tú una fiera.

Me quedé observando sus ojos, uno, dos, tres, tal vez hasta cinco segundos. Volvimos a juntar nuestros labios, un piquito sonoro, nada más. Como deseaba tenerla como hace dos días, gritando mi nombre, gozando y que el culpable sea yo... ¡Stop Justin! Que tu compañero no va a tener piedad a la hora de darse a ver.

-Justin. 
-¿Sí? 
-Tengo hambre.

Elevé mi ceja izquierda, no pude evitar darle doble sentido a esa frase.

-¡Guarro!

Estallé a risas de solo ver su cara cuando se dio cuenta de mi "Confusión".

jueves, 3 de octubre de 2013

To the limit {36}

Abrí el ojo derecho, luego el izquierdo, y volví a cerrar los dos. Bostecé y por fin empezaron a despegarse los dos a la vez. Tuve que achinarlos por tímida luz que había en la habitación, las velas estaban apagadas pero aun desprendían olor, un cuerpo se movió debajo de mi brazo derecho, mi cabeza. y mi pierna derecha.

Estaba en un profundo sueño, de repente, volví a recordar la noche de ayer. Besos, caricias, hicimos el amor, y fue tan increíble... No tengo dudas de que con Justin es la persona que quiero pasar mis días. Sé que somos jovenes para hablar de un futuro, pero muchas veces este amor es más verdadero que el de "adultos", a parte de que Justin, ya lo era.

-Justin...-Dije en voz baja, susurrándole en el oído. Pero al ver que no se despertaba tuve que subir el tono.-Justin...

Esto es imposible, sé que no se va a despertar aun que la casa se caíga abajo. Suspiré e hice el amago de separarme, pero me retenieron por mi cintura.

-¿No estabas dormido?
-Lo estoy.
-Pues te dejo dormir.-Hice el mismo gesto que antes, con el mismo resultado. Sus manos aferradas a mi cintura.

Solo que esta vez caí encima de él. Reímos, ya que casi me caigo por el otro lado de la cama. Soy yo la que me acerco a darle los "Buenos días" a mi manera, con un beso suave, fugaz, sin lengua, virgen, con mágia.

-Buenos días, princesa.
-Oh, que romántico.-Se elevó de hombros como respuesta, volví a soltar una risa casi sin sonido.
-Buenos días, cariño. 
-¿Qué quieres hacer hoy?.-Me paré a pensar su pregunta, pero no más de dos veces.
-Estar contigo. 
-Me parece un buen plan, ¿Y que tal si lo empezamos por un paseo por la playa, y luego un desayuno casero?
-Me gusta la idea.

Me aparté para que se levantará, pero antes de hacerlo, se colocó los boxers.

-Te espero a fuera, ¿Vale?

Asentí y seguido salió de la habitación con una sonrisa en su rostro, y dejándome a mi con otra.

Como pude me quite la sabana liada en mi cuerpo y me puse en pie, tocándo el frío suelo de madera. Sentí un ligero dolor en mi entrepierna, maldecí para mis adentros e intenté no recordarlo, para que se pasara más rápido.  Una brisa me produjo escalofríos, ya mismo llegaba el otoño, el frío, el instituto.

Cogí mis braguitas negras del suelo y me las puse, luego, rebusqué por la maleta de Justin y saqué una camiseta suya gris clara, que ponia en un tono más oscuro "Los Angeles", en unas letras muy bonitas. Espero que no le importé que la haya cogido.

Me la coloqué, me sentía el cuerpo diminuto con ella puesta. Me queda bastante ancha, pero me gusta, me vale de vestido, aun que se ve un poco mi ropa interior.

Salí de la habitación y me fui hasta la puerta del fondo, suponiendo que era el baño. Y efectivamente, no me equivoqué. Cogí una toallita mojada y me quité los restos de maquillaje, ¿En serio he tenido este aspecto? No sé como Justin no ha huido de mi. Con las manos me repaso el pelo "quitándome" los enredos, consigo un buen resultado por suerte.

Salgo del baño, y bajo las escaleras hasta el salón. Esta sentado en el sofá mirándo la TV apagada, y con unos jeans negros, sin camiseta.

-Espero que no te importe que te haya cogido esto.-Digo señalando la parte superior que llevo puesta. Me mira de arriba a bajo, hasta se muerde el labio inferior.
-Te queda a ti mejor que a mi.-Dice por fin poniéndose en pie y acercándose a una mesita.

Se guarda en el bolsillo el móvil y unos oriculares pequeños.

-¿Necesitas oriculares para dar un paseo por la playa? 
-Ya lo veras.

Me elevo de hombros, él sabrá.

Me voy hacía la puerta, Justin me sigue detrás. Para mi sorpresa no ha salido el Sol del todo, pero hay claridad. El cielo esta despejado, sin ninguna nube, todabía se puede ver la luna desbanecida en un estremo, cada vez es menos visible.

Hace un poco de frío, la arena de la playa esta fría, el ruido del mar nos relaja a ambos, lo puedo sentir. Esto es el paraíso. Pienso como sería todo si viviera aquí eternamente.

-¿Te duele?.-Me preguntó directo, sabía a lo que se refería.
-Cuando me he levantado ni te imaginas, ahora menos.
-Normal nena.-Soltó una carcajada.-Si no parecía tu primera vez.

Me puse como un tomate, las mejillas me ardían.

-Aquí.-Me sobresalté al escuchar ese "aquí" tan decidido.

Apenas habíamos andado unos pasos cerca de la orilla.

-¿Qué tramas, Bieber?
-Bailar.

Reí sonoramente, pero él no parecía hacerle mucha gracia, ¿En serio?

-¿Estas de coña? 
-No.-Sacó sus oriculares de su bolsillo, se acercó y me coloco uno, y él se colocó el otro.-¿Quiéres bailar conmigo?
-Justin, yo no sé bailar. Y menos este tipo de bailes.

Se volvió a acercar sin decir más nada. Me agarró suavemente las manos y las colocó en su cuello, luego posó sus manos en mi cintura y en un abrir y cerrar de ojos empezó a sonar unas de mis canciones favoritas por el pequeño oricular negro que tenía en la oreja.

La letra de Forever Young empezaba a aparecer en mi mente, ¿Cómo sabía que me gustaba esta canción? Cuando me fui a dar cuenta, estaba moviendome, o haciéndo el intento de bailar. Las olas chocando con unas piedras oscuras que había a unos metros de nosotros, unos largos metros, sonaban fuertes. Pero nuestros corazones les hacía competencía, el mío parecía una locomotora y creo que hasta se escuchaba. De la boca de Justin empezó a salir un trozo de la canción, parećia que estaban cantando los mismísimos ángeles. Su voz era tan... Dulce, y sexy a la vez. Una mezcla perfecta.

-Forever young, I want to be, forever young, do you really want to live forever? forever, you'll never...
-Forever young, I want to be, forever young, do you really want to live forever? forever young.-Le seguí yo.

-Tienes una voz muy bonita. 
-Tú también.

Me estiré quedando agarrada solo en su mano derecha, luego dando vueltas me lié en sus brazos, quedando a espaldas de él. Seguido Justin hizó que girara sobre sí misma, hasta volver a quedar cara a cara con él.

Apoyé mi cabeza en su pecho, y seguimos bailando casi abrazados. Me acomodé más de una vez el pequeño artavoz de donde salía esa maravillosa canción en mi oreja.

Volvió a repetir el estribillo, lo tendría toda una vida cantándome al oído.

Hizo que diera otra vuelta, no pude evitar derramar una lágrima, tal vez dos, pero no más. Lágrimas de felicidad, de satisfacción por saber que esto era verdad. Justin las notó, yo le sonreí y esta vez el que se encargó de secarme la cara fue el viento.

Él Sol ya había salido, pero no deslumbraba ni te abrasaba, estaba perfecto. 

Cuando ya no había letra, solo música y señal de que la canción acababa, se curvó hacía delante e hizo que yo lo hiciera hacía atrás, levanté la pierna izquierda insconcientemente, y finalizó la canción. En vez de recuperar nuestra postura normal, acabamos tumbados en la arena, él arriba mía. Y empezamos a besarnos, y a acariciarnos, a producir electricidad de ambos cuerpos.

                                   NARRA JUSTIN

La besé sin compasión alguna, podría tener un orgasmo ahora mismo y allí mismo con solo tenerla así vestida y de bajo. Es ella la que introduce su lengua en mi boca y pone su manos en mi nuca para pegarme más a su cuerpo. Lo consigue. Mi colega empieza a saludar. Ella la nota y suelta un gemido ahogado, eso hace que me ponga más y mi erección se eleve otros centímetros. Me empiezo a quedar sin oxigeno, y ella también, lo sé por nuestras respiraciónes que no tienen un ritmo controlado. Nos separamos y quedamos engachados a nuestros ojos, cruzando miradas. Me acerco por última vez para moderle el labio inferior y dejarla con ansias, ya que empieza a refrescar y yo estoy sin camisa.

-Necesitas una ducha Bieber. 
-Tu también Sweet.

Me levanté y le tendí la mano que con gusto acepto, y ayudé a que se pusiera en pie. Ambos llegamos a la casa en nada de tiempo, ya que no habíamos andado mucho trayecto. Me quedé observando sus piernas, le costaba un poco andar, no pude evitar soltar una carcajada y ella sabía a que venia, elevó una ceja y me sacó el dedo corazón.

-Voy a tener que enseñarle modales, eso no le hace a un novio. 
-Un novio no se ríe de su novia. 
-Sabes que no lo hacía en serio, ¡Es que andas muy gracioso! 
-¡Pues tu culpa es! 
-Lo sé.-Reímos ambos, era inevitable. 

Subió a ducharse, mientras tanto yo busqué algo de ropa. Unos jeans por las rodillas, de parte superior busqué algo propio del lugar donde estabamos. Una camiseta de tirantes ancha, de color rojo y en letras oscura tenía escrito "California". Rebusqué por otra parte de la maleta y cogí unos boxers. Coloqué todo en la cama y esperé echado en ella que Emma terminara. Ay Drew, en tan poco tiempo esta chica te ha vuelto majara, te la llevado a Marte y traído de nuevo en una milésima de segundo. Pero como dice mi madre, y creo que casi todas: En el corazón no se manda. 

                                NARRA EMMA

Después de habernos duchado ambos, nos fuimos a la cocina, a intentar hacer el desayuno.

-¿Cuántos días estaremos aquí? 
-Hasta el lunes. 
-¡Pero si ya es sábado! Que poco tiempo. 
-Se lo prometí a tu madre.

Resoplé y me resigné.

-¿Qué quieres desayunar? 
-¿Qué hay? 
-De lo que quieras, llené la nevera.-Me acerqué a esta y le eché una ojeada.
-¡Tortitas! -Respondí rápido y saqué de la nevera el sirope de caramelo.

Justin puso a calentar el aceite en la pequeña sartén, donde cabía solo una tortita. Mientras tanto, se colocó un delantar verde, me hace mucha gracia verlo así. Rebusqué por los muebles hasta que encontré la masa de tortitas, las puse en la encimera junto con el sirope, nada más verla Justin se dispuso a hacerlas. Volví a la nevera, saqué un tetrabrick de zumo de piña, me movía en esta cocina como si fuera la de mi casa.

-¿Y los cubiertos? 
-En el cajón de allí.-Me señaló justo el de alado del horno.-Y arriba los platos y vasos.-Señaló un mueble.

Asentí. Saqué dos platos blancos y dos vasos de cristal. Lo coloqué todo de nuevo en la encimera, vertí zumo en cada uno de los vasos y volví a poner el cartón en su sitio. Justin ya había hecho las cuatro tortitas, dos en cada plato. Mientras él recogia algunas cosas más yo le eché el caramelo por encima. Me humedecí los labios solo de la pinta que tenía.
-Tú y yo llevariamos bien una casa. 
-Sí, claro.-Vacilé.-Y luego lo haría yo todo. 
-¡Eh! Que soy un manitas. 
-No lo dudo.-Volví a vacilar.

Cogí dos cuchillos y dos tenedores, ya que manchaba mucho para coger las tortitas con el caramelo con las manos. Nos sentamos en unas banquetas en la misma encimera y comenzamos a comer. Corté un pedazo y me lo llevé a la boca, estaban bastante ricas.

-¿Y? ¿Cómo me salieron? 
-Muy ricas. 
-Lo sabía.

Reí mientras tomaba un sorbo de mi zumo. Creído, no ha cambiado nada desde que lo conocí. Bueno, puede que un poco, pero también aprendí a conocerlo yo.

-Nena. 
-¿Ajá?.-Dije terminando de comer la primera tortita. -Queda menos de un mes para que empiece las clases. 
-Lo sé.

Nos invadió un silencio incomodo. Tenia miedo a que las cosas cambiaran.

-¿Por qué no te haces capitana de las animadoras del grupo de baloncesto? 
-¿Estás de coña?.-Carcajeé fuerte.-¿Pero que dices? -Yo soy el capitan del grupo de baloncesto, si tu quieres, puedes serlo de las animadoras. 
-No, ni pensarlo. 
-Tienes tiempo aun de pensartelo.
-Ya te digo yo que no. 
-Eres una cabezona. ¿Por qué no? 
-Me da vergüenza, y seguro que Lotte y sus "amiguitas" se apuntan. 
-Pero tú mandaras en ellas. 
-No, paso. -Emma... 
-Esta bien. Me lo pensaré, pero ya sabes lo que pienso.

 Acabó la conversación en un suspiro.

El resto de la mañana transcurrió rápida. El desayuno lo acabamos entre bromas y besos. El resto... No hay mucho que contar. Un paseo por la playa, nos dimos algún que otro baño, tomamos el sol y comimos sentados en la orilla. Se puede decir que fue una mañana perfecta. La tarde fue más lenta, tuvimos que andar hasta la casa donde estaban los chicos y las chicas quedandose, pasamos toda la tarde allí. La casa era más grande, blanca por fuera y por dentro, muy espaciosa ya que tenía pocos muebles. Brit no paraba de chillarle a Ryan, ya que decía que era un caso perdido porque le había tirado el almuerzo encima, sin querer, obvio. Aly y Chaz solo reían al igual que Justin y yo. Katy y Logan estaban abrazados en un sillón a parte, se veían tan monos... Marie y Chris, otro caso perdido. Ella le estaba dando clases de cocina a él. Al parecer, cocinar lo hicieron ellas, y lo de fregar los chicos.

                      9:30 DE LA NOCHE.  

-¿Qué película vemos? 
-Gru, mi villano favorito. 
-Ni en broma.-Le espeté. -Con lo monos que son. 
-No te lo niego. Pero vamos a ver... 
-No me lo digas, ¿Tres metros sobre el cielo?

-Esa es la única que me he traido. Pero si quieres buscar alguna en la telev...-No me dejó acabar. 
-Voy a preparar las palomitas anda, ve preparando el DVD.

Asentí como una niña pequeña. Adoro esa película, sé que ya esta un poco vista, pero aun así me tiene enamorada. Me dispongo a meter el CD, eso lo consigo con facilidad. Luego le doy al botón de "Play", que por cierto me ha costado encontrarlo. Justin esta muy comprensivo, no parece él. Y eso me preocupa, pero a la vez me gusta.

Hace frío. Me voy a buscar a Justin a la cocina, da un pequeño bote porque se ha quemado el dedo, ha dejado demasiado tiempo las palomitas en el microondas.

-Yo las hago, mientras tanto.-Digo entrando a la cocina.-Baja una manta, tengo frío. 
-Pero antes, un beso. 
-Tú solo quieres besos, ¿No? 
-Sí.

No pude lanzarme yo. De eso ya se encargó él. Me besó. Lo besé. Hasta llegó al punto que me apoyó en la encimera. Lo besé de nuevo con pasión, con ganas de más. Sus labios, sus carnosos labios estaban echo para los mios. Mis ojos estaban echos para mirar a los suyos. Y yo... Yo estaba echa para él, y él para mi.

-Eres una fierecilla. 
-Soy muchas cosas. 
-¿Me falta descrubrir alguna más? 
-Tal vez, cada día aprendo algo nuevo. Y tú deberías aprender a hacer palomitas 

Lo aparté dejándole con ganas de mas y dejé que que se fuera mordiéndose su labio inferior. A mi me dejo con una estúpida sonrisa de oreja a oreja. Vamos Emma, baja de la luna. Hay que hacer palomitas. Cogí la bolsita de máiz y la puse a calentar. La puse 5 min y exactamente, a los 5 minutos ya estaban listas. Las eché en un bol y le añadí un poco de mantequilla y sal. Saqué de la nevera dos refrescos y junto a las demás cosas lo llevé todo al salón, Justin ya estaba tumbado en el sofá, sin camisa y eso consiguió dejarme sin oxigeno. Le di de nuevo al "Play" del DVD y me recosté junto con él y nos cubrimos con una fina manta oscura.