domingo, 7 de julio de 2013

To the limit {31}

-La traeré sana y salva.

Su madre sonrió aliviada. Tengo buena relación con sus padres, las veces que han venido me han atendido muy bien y se lo agradezco a que me lo pongan difícil. 

Su padre es muy serio, pero se enrolla y es igual de simpático que su madre.

-¿En que piensas?
-Oh, en nada.

Giré la vista, ya habíamos dejado atrás su casa y la mía. Le paso mi brazo por su hombro y ella se pegó aun más a mi.

-¿Me vas a llevar a la piscina?
-No.
-¿A un hotel para acabar lo que antes dejaste por la mitad?
-No me des ideas.
-Tranquilo, esa quítatela de la mente.-Le mire con la ceja arqueada.
-Te he dicho que es una sorpresa.

Aun que le hubiera dicho eso, se tiró todo el camino de ida haciendo preguntas. Ya por desesperación me preguntó si era a Narnia, y yo por el mismo motivo le dije que sí.

Creo que por eso fue que paró de hablar, por el enfado.

Aun así se le quitó a los cinco minutos, ya por suerte no preguntó más, pero sus gesto era de estar muy nerviosa y no aguantar más.

Eso me gustaba, me gusta sorprenderla.

El calor empezaba a agobiarnos así que aceleramos aun más el paso. A este paso íbamos a llegar en un abrir y cerrar de ojos.

                                       NARRA EMMA

-Ya estamos.-Me confirmó por fin.

Mire a mi alrededor, lo primero que me fijé fue en una maquina de comida y bebidas, las típicas que echas una moneda, le das al botón y sale lo que tú quieres. Era rojas y no eran muy frecuentes por aquí.

Justo alado, había una valla metálica, baja. Y en medio de esta una puerta del mismo material abierta de par en par.

Dentro todo el ambiente estaba revolucionado, las paredes todas llenas de grafitis y la verdad, muy bien echos. Mucho ruido, ruedas.
era una plaza de Skater. La gente se tiraba por esos "toboganes" de todo tipo de tamaños. Los chicos y chicas no pasaban de los 25 años. A esta hora es normal.

Había música de fondo, sin letra, solo ritmo.

Casi todos los que estaban con sus tablas eran chicos, y dos o tres chicas. Las demás estaban bebiéndose una Coca-Cola y bailando. Algunas iban decente y otras con ropa mini. En unos bancos dos o tres parejas comiéndose la boca, y por último, dos o tres fumando.

-Un sitio...-Pausé.-Animado.-Fue lo único que me salió.
-Bien.-Puso sus dos dedos en la boca y de esta salió un silvido perfecto.

Un chico se acercó y le tiro a Justin una tabla, la cosa empezaba a asustarme. Era una tabla de Skater sencilla, negra con un filo rojo al rededor, y por debajo nada de grafitis. La bandera de Canadá.

-¿Me has traído para verte hacer Skater?
-No. Te he traído para que los dos hagamos Skater.-Marcó la palabra "Dos".
-Oh no... Ni se te ocurra.

Tiró de mi mano pero mis pies estaban clavados en el suelo.

-Cariño...
-No Justin, yo no sé hacer eso.-Señalo a uno de los que lo hacía como lo más normal del mundo.
-Déjame enseñarte.
-Justin...
-Nena, no pierdes nada. No te voy a dejar sola así que no te vas a caer. Confía en mi.

Me lo planteé dos veces. Incluso se puede decir que tres. Pero por fin suspiré vencida y acepte. Tenía razón, no perdía nada.

Me agarro de la mano y nos adentramos en aquel murmullo de gente. Justin saludó a unos cuantos amigos y conversó con ellos.

-Vaya Biebs. Has sabido escoger bien a tu chica.

-No te pases. Como bien has dicho, mi chica.-Dijo destacando el "Mi".
-¡Eh eh!.-Se elevó de brazos.-Solo decía.

-Emma.-Me acerqué y le di dos besos a cada uno.-Encantada.
-Igualmente.-Dijieron al ausonio.-Bueno, nos vamos. Tenemos que darle caña a nuestras amigas.

Por un momento pensé mal. Pero enseguida supe que se referían a sus tablas. Reí para mis adentros.

Cogida de la mano de Justin nos alejamos un poco de la multitud y la verdad, lo preferí.

-Empiezo yo, y luego tú, ¿Vale?.-Dijo subiendo un pie a la tabla.

Arrastró su pie derecho para coger impulso, y una vez que la tabla empezó a moverse puso los dos pies en ella. Aguantando el equilibrio. Dio dos o tres vueltas e hizo alguna que otra de sus tácticas de Skater.

-Bien.-Se bajó.-Te toca.
-Esto es ridiculo... ¡No puedo hacer eso!
-No vas a hacer eso, eso era un ejemplo. Harás lo que te diga.

Me puse delante de esa madera subida en cuatro ruedas, suspiré y no quise darle más vueltas.

Puse el pie izquierdo, luego cogí impulso con el derecho y subí los dos pies a la tabla. Me movía en esta sin caerme gracias a las manos de Justin que agarraban las mías.

Practiqué como girar y parar. Lo básico. La primera vez que lo intenté sola se escucharon más mis gritos que las ruedas girando a toda velocidad.

La segunda vez lo hice mejor y ya a la tercera, se puede decir que genial.

-Hey.-Dije pasando a toda velocidad por la tabla justo por la cara de Justin, en uno de sus descuidos aproveché y le quité su gorra, para ponermela yo.
-He aprendido rápido, eh.
-Claro, gracias a tu profesor.-Se alagó a sí mismo.
-No vas a cambiar.

Como respuesta se elevó de hombros.

Me empecé a cansar de estar de pie encima del Skater, así que me senté y cogí velocidad con las manos.

-No conocía esa técnica.-Dijo dándome un refresco. Él tenia otro para él.
-Soy una caja de sorpresas.
-No lo dudo.

Me cambié de posición y quité mis piernas cruzadas, esta vez para ponerlas pegadas a mi cuerpo, en forma de una V al revés. Las abracé intentando dejar todo el espacio posible atrás.

Era una tabla grande, demasiado diría yo. Así que Justin pudo sentarse en el hueco libre, dejando sus piernas fuera.

La tabla empezó a moverse, pero esta vez gracias a él. Subió sus piernas al Skater en uno de los huecos libres y me agarró de la cintura.

Nos alejamos de la multitud como locos, con nuestras bebidas para aliviar el calor en la mano. Tenia un cierto sabor a limón, la verdad, refrescaba mucho.

Tomé otro solvo. Y ya el último. Giré con mi mano la tabla hacía una papelera negra que se hallaba en la calle y ahí lo tiré. Justin aprovechó e hizo mi mismo gesto.

Avanzamos un poco hasta que llegamos a una cuesta bastante empinada. Paré el Skater en cero coma.


-¿Qué pasa?
-No pienso bajar. Seguro que no lleg...-Me cortó.
-¡Hey! ¡Hola Brit!

Me giré desesperada hasta la dirección donde él estaba mirando buscando a mi amiga. Pero por rareza no vi a nadie. Fui a volver a preguntarle a Justin donde pero en menos que canta un gallo nos estábamos moviendo por aquella  infinita cuesta con dirección hacía abajo.

¡Emma! ¡Eres idiota! ¿Y tú te crees todo lo que te digan? De nuevo, idiota.

Grité, lo contrario de Justin. El reía.

Cerré los ojos esperando a que volviéramos a estar en linea recta. Que por cierto, para mi se hizo eterno.

Me gustó en el fondo, pero muy en el fondo. Para poder parar tuvimos que tirarnos de la tabla al suelo. Según él yo estaba blanca como una hoja de papel y no me extraña.

-Genial.-Musité.

Por parte de él solo recibía carcajadas. Me molesté pero a la vez me  intentaba no contagiarme como otras veces.

Un mensaje. Mi móvil me lo dio a saber con su típico "Tim".

Lo abrí:

"¿Se lo dices tú o se entera por aun anónimo?"

Me tensé. De nuevo anónimo. Borré el mensaje y guardé el móvil, seguido me senté y a mi gesto él hizo lo mismo.

-Nena, ¿Pasa algo?
-Yo... Tengo que decirte algo Justin.
-¡Hey!.-Unos brazos rodearon mi cuello por dentras.-¿Qué hacéis aquí tirados en medio de la calle?
-¡Tío! No hay quien te vea.-Ryan chocó su mano con la de Justin.
-Brit, me vas a asfixiar.-Le abvertí a mi querida amiga.

                                  NARRA JUSTIN

Ryan, totalmente inoportuno como siempre.

Miré a Brit, ella puede ayudarme. Le hice unas señas con los dedos en señal de que nos apartaramos un poco de ellos y pudieramos conversar.

Ella lo entendió perfectamente y por suerte Emma no me vio. Ryan me echó una mirada desafiante y Brit le hizo señas en señal de que no pasaba nada.

-Necesito tu ayuda.
-¿Justin Bieber? ¿Pidiéndome ayuda a mi?
-Es por Emma.-Ambos la miramos unos segundos como reía con Ryan.-Necesito hablar contigo mañana. A las 10 en la puerta del Centro Comercial. Sé puntual y puedes decirle a Ryan que venga, es mejor si no quiero llevarme..,-Lo miré.-Es mejor.

Di un paso para volver a unirme a ellos, pero retrocedí.

-Y sé discreta.

Me asintió y de la forma más natural volvimos y nos metimos en la conversación como si hubieramos estado desde el principio.


To the limit {30}

-¿Justin sabe que tú llegaste a cortarte?
-No.
-Emm... Tenías que haberselo contado. Él te querrá de todos modos.
-Mamá, ¿Quién me asegura eso?

Ella no contesto. Nadie se lo aseguraba.

No me gusta. No quiero hablar de esto. Ya no tengo heridas visibles de esa noche. Yo era pequeña, inocente. Sabía lo que hacía, pero no a lo que me arriesgaba.

-Es mejor que descanses cariño.

Cuando me di cuenta mi madre cerraba la puerta de mi habitación. Suspiré profundo. Miro por la ventana, y recuerdo todo como si lo estaría viviendo.

Corría mucho. Muy rápido. Asustada, con ganas de huir. Era pequeña, ¿11 años? sí, exactamente 11. Tropecé con una piedra, pero no me levante. Me quedé ahí, llorando como lo que era. Una cría.

Me apoyé con las rodillas y las manos, de cara al suelo. Levanté un poco la mirada y aun que las lágrimas me nublaban la vista, pude distinguir un trozo de cristal de botella, con sus esquinas perfectamente afiladas.

Me senté en el suelo y lo observe por cinco segundos. Luego cuando mis pensamientos me sacaban de la realidad entre de hacerlo o no, ya tenia el trozo de cristal en mis manos. Me remangué un poco el puño del chaquetón con dificultad, ya que era de gran grosor. Miré mi muñeca, volví a mirar aquella arma que tenia entre mis manos. Me lo pensé dos veces, pero no tres.

Lo siguiente que recuerdo es un fuerte dolor, pero que sabia a alivio. Uno, dos, tres goteras de sangre en el suelo. Un escalofríos pasó por mi cuerpo al notar el simple tacto del cristal, que posiblemente estaba infectado. Luego todo se volvió oscuro.

Salí de mi pasado, aferrándome en el presente. Miré la misma muñeca que años atrás tenia marcas.

Ya no se notaba nada.

Me acuerdo cuando se lo contó mi madre a Jack, creyendo que lo él ya lo sabia. No me habló en un mes, y eso que llevábamos 6 saliendo.

Él, junto con Brit y mis padres son los únicos que lo saben. Y espero que ya mismo, Justin.

Pero, ¿Y si me deja? ¿Y si se enfada por no haberselo contado? quien va a querer tener una novia que se ha cortado. 

-Nena...-Di un salto.
-¡Joder Justin!.-Grite poniéndome la mano en el corazón.-¿Cuándo has entrado?
-Hace nada, te vi pensativa.
-Lo estaba.
-Normal cariño, yo también te tengo en mi cabeza todo el día.
-Imbecil.

Me quede mirándole analizando su ropa, una simple de cuello con forma de V y unos jeans caídos negros, acompañado de unas Supras rojas, y todo eso complementado con una gorra, al igual negra, con un cartel rojo que ponía "Obey", y esta en letras blancas.

Me puse de pie pero rápidamente unos brazos me agarraron por la cintura, puse mis manos encima de estos apretándolo más a mi.

-No te enfades...-Hizo una pausa.-Quería darte una sorpresa.
-Me has dado un buen susto.

Me giró como si de una peonza tratase.

Me apretó más a su cuerpo, miró mis labios a la vez que se mordía los suyos. Creo que ambos sentimos esas mariposas en el estomago, no soy partidaria de los bichos, pero se siente tan realmente bien. Sé que a él le pasa lo mismo por la expresión de su cara, arrugó un poco la nariz y encogió el estómago.

Nos dimos cuentas de la situación, parece que Justin no sé acostumbra a esto. Ya sabes, de estar solo con una chica y sentir esas cosas. Si es que las siente.

No espero más y atrapó mis labios entre los suyos haciendo que me diera otro cosquilleo aun más intenso por el sobresalto.

Un sobresalto precioso.

Mi lengua va a buscar batalla y la encuentra. Justin sonríe sobre mis labios victorioso, por ser mi lengua quien le rogara a él.

Y yo misma me mareo de las vueltas que da dentro de su boca, en uno de mis descuidos me tira un mordisco, que literalmente me dolió. Le respondo con un gruñido y él con otro a mi siguiente acto. Un pellizco en el costado.

Saco mi lengua por falta de aire, pero él no se rinde y atrapa mi labio inferior entre sus blancos y perfectos dientes.

-Just... tin.-Intento decir.-¡Su... elta... me!
-Me temo que no.-Consigue vocalizar porfectamente.

Anda hacía atrás dirección a la cama. Y lleva aun mi labio con él.

Avanzo a su paso, ¡Joder Emma! ¡No! ¡Aquí y ahora no!

Él se se tira en la cama y yo caigo encima de él, por fin mi labio vuelve a su sitio por si solo.

-Ay.-Me quejo a la vez que con esfuerzo consigo mirarmelo.-Lo tengo rojo idiota.
-No te quejes tanto y dame un beso. O más de uno.
-Con el de antes te basta y te sobra.
-No. Ni me basta ni me sobra.

Cosas así hace que sonría sin ningún motivo, como seguro estoy haciendo ahora mismo. Pero a pesar de todo, me resigno y le doy un dulce besito.

Sus manos bajan a mi trasero y aprieta este con fuerza, que hace que suelte un gemido. Me pongo roja al instante y por parte de Justin consigo una risita.

-Te odio.-Le digo dándole un leve golpe.

Da una vuelta en redondo quedando esta vez él encima mía, le miro con la ceja arqueada, y el arquea las dos por dos veces. Ese gesto me hace reír.

-Yo también.
-Entonces, quítate de encima.
-Después de hacer una cosa.
-¿El qué?

Apartó mi pelo hacía el lado derecho y hundió su cabeza en mi cuello.

-Esto.-Me susurró al oído.

Empecé a notar el tacto de sus labios en este, "Bendito sea los labios de este chico." me decía mis adentros.

Daba pequeños besitos sonoros, pero intensos. Hasta que subió la temperatura y ya no era pequeños besitos, me estaba comiendo el cuello literalmente. Como si se estuviera liando con alguien, incluyendo la lengua. En este caso era mi cuello.

Podía imaginarme mi interior derretido completamente como un caramelo fundido por demasiado calor.

Solté un fuerte suspiro por no gemir en alto.

Mi camiseta se estaba levantando un poco, y no era presisamente por mi postura. La causa eran unas manos que cuando me tocaban me producían electricidad, pero me encantaba.

La tenia subida un poco más arriba del ombligo, pasaba sus dedos por mi barriga como si de pluma se tratara, la acariciaba y si se puede decir así, la arañaba, pero sin dolor.

Levanto mi mandíbula y su lengua empezó a moverse por mi garganta. Obviamente por fuera.

Luego hizo un recorrido de besos desde esta bajando poco a poco.

-Justin...
-Hmm...-Me contestó como si fuera un "¿Sí?".
-Así no. Y menos aquí.

Paró en seco y se quedo mirándome a los ojos, yo intenté ponerle cara de cachorrito sin ser exagerada. Me miró y suspiró vencido.

-Me cuesta resistirme nena.
-No te digo que yo no quiera.-Dije resaltando el yo.-Solo que aquí no.


Puede que os parezca raro, pero Justin y yo llevamos un mes y aun no lo hemos echo. Para él es un recod y para mi lo más normal del mundo. 

-O sea, que quieres, pero no quieres hacerlo en tú cuarto.-Me sacó de mis pensamientos.
-Quítate de encima mía.

Y por rara vez lo hizo. Me extendió sus manos en señal de que las cogiera para ayudarme.

                                          NARRA JUSTIN

Ella quiere una primera vez. O por lo menos conmigo. Especial, y yo tengo que recompensarla por nuestra última pelea, y tu amigo ya no aguanta más Bieber, aun que eso sea lo de menos.

-Emm, te propongo pasar unos de los días más intensos juntos. Ya que mañana no podemos vernos.
-¿Porque no?
-Porque no.
-Eso no me vale.
-No seas tan preguntona. Preparate, te voy a llevar a un sitio.
-No quiero.
-¿Cómo?
-Que no quiero, hasta que me digas que vas a hacer mañana.
-Unos encargos.-El ambiente se relajó un poco.
-Oh no, por favor. No me salgas con que traficas también.-Bromeó.
-No te saldré como ese cabrón, te lo aseguro.

Sonrío a mi broma, por fin.

-¿Entonces?
-Esta bien.

No lo pensó dos veces y se fue al armario, abrió las dos puertas de par en par e hizo un gesto gracioso con la cara pensando que ponerse. Mientras tanto, yo me eche en su cama, con mis manos cruzadas en mi nuca, observándola.

-¿Tengo que ir muy arreglada?
-No.

Estiró la mano y sacó una camiseta ancha y larga, de tirantes azul oscuro, y en letras rojas ponia "My superhero.", luego un sujetador tipo camiseta, sin tirantes rojo unos shorts del mismo color. Seguido me miro y entró en el baño.


Al cabo de uno cinco minutos salió, la ropa que había escogido le quedaba tan realmente bien... se veía tan... tan... sexy.

Puso sus brazos en jarras esperando a que le diera mi opinión.

-Preciosa.-Dije con toda sinceridad.

No dijo ni una palabra y se adentró de nuevo en el baño.

Mientras tanto observé su habitación de arriba a bajo, cogí el cojín que tenia justo alado mía. Olía a ella, a su perfume favorito y el que casi siempre usaba. Tenia un olor dulce, como a frutas y un toque fuerte de chica mala. Ella seguro que duerme con este cojín.

¿Como sería dormir con ella? tenerla horas y horas pegada a ti. Aun que contigo Bieber, lo de dormir con una chica no te va.

Las veces que he pasado la noche con chicas no ha sido presisamente para eso.

Revisé de nuevo la habitación y fijé mi vista en su mesita de noche. Me llamó la atención algo morado que sobresalía de uno de los cajones y no me lo pensé dos veces. Me acerqué y abrí el cajón.

Es un pañuelo, morado y con unos dibujos extraños blancos. Lo olí, tiene el mismo olor que el cojín. Solo que con menos perfume y más su olor propio.

Lo volví a oler y sonreí.

Oh Bieber, te estas volviendo estúpido, ¿Desde cuando haces eso de sonreír sin más? Claro, desde que Emma llegó a tu vida.

La puerta se abrió, ya estaba vestida, con unas Vans negras, su pelo con unas ondulaciones perfectas que quedaba mejor con su color de ojos.

-¿Te gusta?.-Me dijo.
-Preciosa.
-Gracias.-Hizo una pausa sentándose a mi lado.-Pero me refería a eso.-Señaló el pañuelo.

Reí ante mi tonta confusión.

-Sí.
-Me lo regalaron cuando era muy pequeña, y no sé porqué. Pero le cogí muchísimo cariño.
-No sabía que tenia una historia.
-Todo tiene una historia.
-Oh, eres toda una filósofa.
-Lo sé.-Presumió.
-¿Me lo das?

Me miró con la ceja levantada, saqué el labio inferior imitando una carita de súplica. Se lo volvió a pensar dos veces y por fin, suspiró.

-Prométeme que lo vas a cuidar, como te he dicho, le tengo mucho cariño.
-Te lo prometo.-Y seguido le di un corto beso.
-¿A dónde me vas a llevar?
-Es una sorpresa.-Dije poniéndome en pie.

Dejé que ella saliera primero de su habitación y bajamos al mismo ritmo las escaleras, mientras tanto me liaba el pañuelo a mi muñeca, acabándolo en un pequeño nudo.

-Adiós mamá.
-Adiós cariño. ¡Tened cuidado!.-Emma rodó los ojos.
-Lo tendremos.
-La traeré sana y salva.




To the limit {29}

                                                NARRADOR

Ella se quedó sorprendida, pero satisfecha ante las palabras de Justin. Se acercó unos centímetros más, él tragó saliva sonóramente a propósito. Los pensamientos de Justin se retorcían de solo pensar en perderla, ¿Qué haría él sin la persona que le ha enseñado a amar? Bajó la cabeza sin saber que paso dar a continuación.

-No quiero que me escribas "Tu y yo, a tres metros sobre el cielo", en un puente.-Él la miraba confunso.-Prefiero que me escribas "Yo, a un centímetro de tus labios"

Él dió esta vez el primer paso, acerndose un poco más de lo que ya estaba, ella también lo hizo. Las delicadas manos de Emma se posaban en la nuca de Justin, acariciándo parte de su cabello. Él tomó la cintura de ella entre sus manos, pegando más sus cuerpos.

Más electricidad.

La nariz de Justin tocó la de Emma, esta acepto el gesto con gusto y sonrío a ello.

-No conocía esa parte tuya.
-¿Qué parte?
-La cursi.
-Hay muchas partes de mi que aún no conoces.
-Y usted, ¿Me va a dejar el suficiente tiempo como para conocerlas todas?
-¿Cuánto tiempo necesitas?
-Sabiendo que eres una caja de sorpresas. Hasta que estes arrugada.
-¿Tanto tiempo?
-Bueno, puede que las descubra mucho antes. Pero me haré el tonto y disimularé que necesito más tiempo. Aun qué eso jamas lo sabrás.

Los ojos de Emma tomarón un tono distinto, seguían verdes, pero mucho más claros y más intentos. Desprendían un brillo, literalmente.

Sonrió sin darse cuenta, pero no una de esas sonrisas de que solo se te curvan los labios. No. Una sonrisas de esas que enseñas los dientes, como si te lo pidiera el mismísimo dentista.

-Me encanta eso.-Le dijo Justin señalando una parte de la cara de ella, cerca de los labios.

Ella los puso en línea recta, tocándose la parte donde Justin le señalo. Pero ella no notaba nada.

-¿El qué?
-Esos oyos que te salen en la cara cuando sonríes.-Volvió a sonreír mostrándolos.-Y esas arruguitas en los ojos, pero no te asustes. Se van cuando ya pones el rostro normal.
-Idiota.
-Tú idiota, y de nadie más. Te lo prometo.

Las yemas de los dedos de Emma recorrieron un trayecto hasta las mejillas de Justin, este cerro los ojos por el tacto frío, pero a la vez cálido. Enseguida volvió a abrirlos.

Ella se acerco despacito, como si cuando llegara el mundo se terminara. Pero en el fondo, así era. Curvó un poco su cabeza a la derecha y besó los carnosos labios de Justin. Y como dije antes, el mundo acabó para los dos, solo existían ellos.

Un beso lento, diferente y especial a otros. Sin lenguas. Solo sus comisuras.

En uno de los descuídos de Emma Justin la apretó más a su cuerpo, levantándola en aire y dando justamente dos vueltas. Antes de volver a bajarla.

-Joder cariño, eres como una droga.-Le dijo él.
-¿Y estás enganchado a ella?
-Muy muy enganchado. Tanto que no podría vivir sin ella.
-Espero que esa sea tu única droga.
-No hay problema pequeña.

Y volvieron a besarse. Y un beso. Y otro. Y otro. Y el último.

-Justin...-Murmurró ella.
-¿Sí?
-Prometeme que no te vas a ir jamas.
-¿Qué te hace pensar lo contrario?
-Por favor, tu solo...-La cortó.
-Hey.-Puso sus dedos en la barbilla de ella, levantando su cabeza haciendo que le mirara.-Te lo prometo.

Se quedo conforme con esas simples palabras. Sus corazones luchaban por no salirse de sus pechos.

-Te recompensaré por la pelea de hoy, ¿vale?
-Ya la he olvidado.
-No. Yo quiero recompensarte.
-Chicos.-Se separaron rápidamente al oír la voz de la madre de Emma. Por suerte nos los había visto.

Esta bien que sus respectivos padres sepan de la relación, pero no para que los encuentre en mitad del calentón.

-Cariño, tenemos que irnos.

Miró a Justin y este a ella. Él sin remordimiento alguno se acercó, posando sus labios carnosos contra los de ella, formulando un fugaz beso.

Todos sonrieron al gesto y las mejillas de Emma cobraron color.

-Espero que se los hayan pasado bien.-Dijo Justin despidiendose de sus ambos suegros.
-Sí, hasta otro día.

Emma se despidió de los padres de Justin, dándole dos besos a cada uno. También de sus hermanos, que se tiraron a abrazarla al ausonio.

Y con la misma se fueron.

                                         NARRA EMMA

Me acosté en mi cama repasando con detenimiento las palabras de Justin y luego, las mías. Siendo sincera yo tampoco conocía mi parte cursi.

Miro por la ventana, la luz suya aun esta encendida, Emma, descansa. Ha sido una noche muy intensa.

                                         NARRA JUSTIN

-No quiero que me arruines la vida, ¿Vale? Adiós.

No es la primera vez que Lotte me hace estos numeritos por teléfonos, esperando a que la perdone.

Ay Justin Justin, si es que tu vida ha sido un constante lío desde siempre.

Apago por fin la luz ya acostado en mi acogedora cama.

"Te recompensaré por la pelea de hoy." Demasiadas promesas en un día. Pero sé que puedo cumplirlas.

Cumplirselas a ella.

Ya se me ocurrirá algo.

                                     AL DÍA SIGUIENTE

                                          NARRA EMMA

Hoy me he levantado temprano, estoy de limpieza. Ordeno mis álbumes de fotos mientras que le echo un vistazo por encima. Me paro en el último que miro con más detenimiento.

Una foto en familia con mis padres. Luego una con mi prima, ella me tiene subida en su espalda. luego otra mía de pequeña. Esa me tiro más tiempo observandola.

Estoy sentada en una alfombra para bebes en el suelo, ahí tenia 3 años. Estoy sonriendo a la vez que abrazo a una muñeca.

Mi móvil suena en forma de mensaje, dejo el álbum a un lado de la cama y lo cojo. ¿Anónimo? ¿Quién me mandaría un anónimo?

"¿Volviendo al pasado, Emma?"

-Pero que...-No me da tiempo a acabar la frase cuando recibo el segundo.

"¿Seguro que quieres recordarlo?, sabes que esas no fueron buenas épocas."

¿Cómo sabe que no fueron buenas épocas? Recibo el tercero.

"No tendrás ya heridas visibles, porque el tiempo las cura. Pero tú y yo sabemos que las que tienes por dentro son mayores."

¡PUM! Y siento como si me tiraran un jarro de agua fría. Que digo un jarro, un tanque, y como si el agua traspasara mi piel en forma de cuchillas.

Sí, cuchillas. De eso se trata todo.

Intento reaccionar, pero mi primer amago es tirar el móvil al suelo. Este hace un fuerte ruido pero aun así, la pantalla sigue encendida.

-¡Cariño! ¿Qué ocurre?

La puerta se abre a la velocidad de la luz, mi madre. Me tiro a su cuerpo abrazándolo, como si tuviera 5 años.

-El...-Balbuceo-El... mensaje.

Mi madre se separa de mi y va a paso rápido hacia el móvil, lo coge entre sus manos y lee las horrorizantes palabras.

                             MEDIA HORA DESPUÉS

Seco la última lágrima, he necesitado que mi madre me hiciera una infusión. Mi padre ha venido urgente del trabajo.

-No sé quien ha podido enviarte esto.-Dice él.
-Cariño... Justin sabes que antes tú...-Hizo una pausa.-Tuviste un problem...
-Mamá.-La corté.-No me justifiques, dilo.
-Oh Emma, no...-Le volví a cortar.
-Dilo, no pasa nada.

Ella suspiró.

-¿Justin sabe que tú llegaste a cortarte?