En toda la tarde preferí no preocupar a Brit y no contarle nada. Me pilló sentada en su cama con la mente en otro sitio por la llamada. Por mucho que insistió le dije que mi madre se estaba pensando lo de dejarme ir a la acampada mañana. Sé que no se lo creyó. Pero se conformó con eso.
Suspiro antes de meter la llave en la cerradura de mi casa, son las 9 y acabo de llegar. Meto la llave, giro el pomo de la puerta y por fin en casa, estoy reventada y mañana durante toda la mañana a hacer maletas.
-Ya estoy en casa.-Digo desganada.
-Hola cariño.-Mi madre se acerca y me da un beso en la frente.-¿Vas a cenar?
-No tengo hambre mamá, pero gracias. Voy a descansar.
No esperé a que me contestara y me subí a mi habitación, arrastrando los pies. Cada tramo de escaleras que subía, un bostezo. Esto no era normal.
El primo de Brit me hizo tirarme tromecientas mil veces a la piscina de un salto, y otras tropecientas mil que lo tirara yo a él. Y no doy para más. Los día como hoy me dejan muerta.
Abrí la puerta de mi habitación, dejé el bolso que me llevé a casa de Brit sobre la cama y me adentré en el baño. Abrí el grifo de la ducha y esperé a que el agua se pusiera tibia. Mientras tanto me fui quitando la ropa poco a poco, gracias a mi flojera. Una vez en ropa interior me desabroché el brasier y dejé que cayera con delicabeza. Luego me quite la braguita y una vez totalmente desnuda me miré al espejo, Me solté el moño dejando mi pelo castaño revuelto. Volví a mirar mi cuerpo, he engordado.
El ruido del agua me sacó de mis pensamientos, tenia pinta de haber llegado ya a la temperatura ideal. Me acerqué poniéndome en cuclillas mirando como las pequeñas gotitas artificiales se iban por el desagüe. Pasé la mano y tal como dije antes, estaba ideal.
Metí el pie derecho, luego el izquierdo, hasta que me encontré dentro de la ducha.
Me metí debajo mojándome de arriba a bajo, eché la cabeza hacía atrás, cerré los ojos despacio y dejé que el agua cayera por mi cara, todos los problemas se iban a las vez que las gotitas desaparecían.
Pensé en la llamada de Jack, si conoce a Justin, no creo que le mande mensajes ni lo llame. Y espero que suceda así.
Mientras pensaba me enjaboné el pelo. y hasta me dio tiempo de aclararmelo. Hice el mismo proceso con mi cuerpo, sólo que con mi típico gel de coco, a diferencia de mi pelo, que este lo labo con champú de frutas silvestres y tropicales.
Antes de aclararme el pelo me eché crema en las puntas, y mientras reposaba volví a meterme bajo la ducha. Mayormente estoy de espaldas, ya que me gusta que me caiga el agua en la nuca, eso me relaja.
Terminé con todo, y cuando pensaba estar un tiempo más mirando las musarañas mientras el agua me reconfortaba un ruido que vino de mi cuarto me extrañó. No porque fuera un ruido, porque se podría haber caído cualquier cosa. Si no porqué sonó como un golpe.
Salí, me envolví en una toalla y tiré mis prendas en la cestita de la ropa sucia y en una décima de segundo limpié el baño. Me llevé el brazo a la nariz, no olía mucho a coco, solo un poco. Pero mayormente era a limpio. Luego hice el mismo proceso con mi pelo, este si olía bastante a frutas, como siempre.
Como casi siempre, no he cogido ropa. Salí del baño para adentrarme en mi habitación. Me sujeté bien la toalla metiendo uno de los extremos en la parte que estaba liada en mi cuerpo, mientras caminaba me peinaba el cabello con los dedos, haciendo que mis ondulaciones se dieran a notar.
Entré y lo primero que vi fue la ventana abierta, noté un escalofríos, y no se movía ni una hoja. Era por el miedo.
Miré a todas direcciones inspeccionándolo todo. No había nadie. Eso me alivió. Si hubieran entrado alguien mis padres se hubiera dado cuenta, no son tontos.
Cogí velocidad para cerrar la puerta, pero por mi penoso descuido de correr me tropecé con algo, haciendo que cayera de redondo contra el suelo. Por suerte mis manos amortiguaron algo el golpe.
-Aush.-Me quejé llevando mi tobillo más cerca de mi.
Pude ver el causante de mi caída. Mejor dicho, la causante. Una caja morada, de tapadera blanca y en una esquina, un lacito morado. Sobre la tapadera blanca una carta, del mismo morado que el lazo y la parte inferior del paquete. En ella se podía leer escrito "Emma".
Tragué saliva sonoramente y me acerqué a la caja, poniéndola sobre mis piernas. El suelo estaba frío, ya que yo iba medio desnuda gracias a la toalla, pero un así seguí sentada en este.
Aparté el sobre y abrí la caja, no podría creer lo que veían mis ojos. Saqué de allí un precioso vestido largo, del pecho para arriba era negro, con escote de forma de corazón y de la parte de la espalda salían un tirante negro, cogido al cuello. Justo abajo del pecho una franja de piedras, imitando a un cinturón. Ese detalle me anamoraba, pero más el gesto del vestido y la carta, que por cierto, tengo que leerla.
Mirando de nuevo el vestido, esta ves justo debajo de el detalle de piedras preciosas, todo lo siguiente era rosa pálido, pero se notaba que era rosa. Tenía un poco de vuelo, pero nada exagerado. Era de ensueño, yo aun seguía con la boca abierta, casi se me caía la baba solo de observarlo.
Me acordé de la carta, la parte más importante. Volví a leer ese "Emma" y por fin, la abrí. Del sobre morado saqué una tarjeta blanca.
¿Para qué quiero drogarme si te tengo a ti? La única persona que me ha enseñado a ir al límite por el lado bueno.
By: JB
Me levante del suelo como una niña pequeña, salté a la cama tirándome en ella y empecé a dar vueltas, con una sonrisa en la cara. No sé lo que pronuncié seguido, suspiré, me ríe, salió una lágrima de felicidad y volví a suspirar.
AL DÍA SIGUIENTE
Después de que mis padres me dieran permiso para ir, recibí un mensaje inesperado de Brit.
"Cielo, ¡Preparate para esta noche! Recuerda la fiesta sorpresa, ¡Ponte guapa!
No puedo recordarla, porque solo me dijo acampada. Pero nada de fiesta. Entonces las piezas encajaban. El vestido de anoche, es para la fiesta de hoy.
Supuse que tendría que arreglarme mínimo media hora antes, así que empecé a hacer maletas.
Saqué de arriba del armario una morada con ruedas, empecé a meter ropa. Dos bikinis, camisetas sencillas y algunas con dibujos o frases escritas, un par de pantalones cortos y uno largo, ropa interior, y un vestido negro pegado al cuerpo, un par de pijamas, en una esquina unas Vans y unas Converse, en un neceser pinturas, toallitas, y todas las cosas que pensé que me harían falta. Y por último, mi cámara de fotos y mi móvil.
Deslicé la cremallera, maleta echa. He tardado menos de lo que me esperaba. Me sobresalté gracias a los golpecitos en mi puerta.
-¡Adelante!
-Cariño.-Era mi madre.-¿Ya tienes las maletas listas?
-Sí, solo me hizo falta una.-Le señalé la morada que había sobre mi cama.-Vamos a hacerle una fiesta a Marie, tengo que ir "arreglada". Así que, no te asustes si me ves bajar con un vestido y parezco una foca.
-Cariño, no estas gorda.
-Sí lo estoy mamá.
-Eres tan cabezona.
Me encogí de hombros y seguido salió de la habitación.
Aun tenía tiempo de sobra, así que me bajé a ver la TV, ¿Tenía algo mejor que hacer?
Solté algún que otro suspiro en cada cambio de canales, no podía estar quieta. Los nervios me comían.
Pero a veces no hace falta ruido para entrenerte, o ver algo. Apago el televisor, y simplemente me tumbo en el sofá, acariciándome la barriga.
Cierro los ojos, y este es uno de esos momentos que te paras a pensar las cosas porque no tienes nada que hacer, pero las piensas para pasar el rato y te das cuenta de que hay que valorarlas más.
Yo en este momento pienso en su sonrisa, en el dorado de sus ojos que me vuelven loca, en sus besos que hacen magia. En como si tu vida dependiera de ello, el tacto de la yema de sus dedos nada más rozarme. Esas pequeñas cosas provocan grandes sentimientos, entre ellos el amor.
Amor... Siempre le dí ironía a esta palabra, o casi siempre. En dos meses una persona no se enamora, dos personas que se odian no se pueden enamorar en tan poco tiempo. Pero como dice en una de mis películas favoritas: Lo improbable puede ser incluso, probable.
Y nosotros somos ese caso, el de "Del amor al odio hay un paso" y el de "Los polos opuestos son difíciles de separar" y es que tu fuiste el único que me llevaste al límite, y aquí me tienes, dos meses han sido lo suficiente para enamorarme de ti.
viernes, 30 de agosto de 2013
sábado, 24 de agosto de 2013
To the limit {32}
AL DÍA SIGUIENTE
NARRA JUSTIN
-¿Entonces? ¿Me vas a ayudar?
-Bieber, a ti esas cosas no te van.
-¡Joder Brit! ¿Me vas a ayudar o no?
-Sí. Solo porque es por mi mejor amiga.
-Bien.
Estuvimos unos segundos acompañados de un silencio, a ella se le veía pensativa y me imagino que al igual que a mi.
-¿Y qué tienes en mente?
-No tengo nada en mente.
-Empiezas bien.
-Si lo tuviera todo planeado, no te hubiera pedido ayuda.
Ryan estaba callado, andamos unos pasos adentrándonos en el Centro Comercial y nada más escuchar aquel alborto de gente suspiré.
-Tranquilo, saldrá bien.
-Eso espero.
-¡Ya lo tengo!
-¿Qué?
-Oh Justin, ¡Le va a encantar!
Esto no va a marchar bien.
NARRA EMMA
¿Qué estará haciendo Justin? ¿Se habrá enterado ya de mi trágico accidente del pasado? Tarde o temprano se enterara y quiero que sea por mi.
Los mensajes... ¿Quién me mandará los condenados mensajes? Volvemos a repasar la lista:
¿Mis padres? Imposible, ¿Brit? Menos. ¿Los doctores? No lo quito, pero lo dudo mucho. ¿Jack? Espera, ¿Jack? ¡Claro! Joder Emma, eres imbécil. Es obvio que es Jack.
NARRA JUSTIN
-Man, ¡Vas a triunfar!
-Si no, la culpa es tuya y de tu novia.
-¡Eh eh!.-Nos interrumpió Brit.-Yo he dado una idea y tu has echo el resto.
-¿Crees que le gustará?
-Le encantará.
Mi móvil sonó, un WhatsApp:
"Quiero verte imbécil."
Me mordí el labio inferior y lo siguiente no me acuerdo, su rostro vino a mi mente. Su sonrisas, su labios gritándole a los míos que los devore sin compasión, sus ojos, que puedo decir de sus ojos. Son mi perdición.
-Oh Biebs, ya te esta hablando tu novia.
Mire al móvil y de nuevo a Ryan.
-¿Cómo lo sabes?
Me contestó a mi pregunta con un gesto. Puso unos de sus dedos enfrente de su cara, dibujando en ella media circuferencia justo encima de su boca.
No pillé ese gesto.
Fruncí el ceño y volvió a hacerme el mismo gesto, hasta que por fin se rindió.
-Estas sonriendo como un estúpido tío, te trae loco.
-¿Es qué a caso tú no sonríes cuando te hablo?.-Le regañó Brit.
-Sabes que sí, te quiero.
-Ya hablaremos eso.
"Y yo nena, te quiero".- *Corazón*
Le escribí mientras ellos dos terminaban de discutir.
-Buenos chicos, seguid con lo vuestro. Yo me tengo que ir ya.
-De nada Bieber.
-Gracias Brit.
Me despedí de Ryan con nuestro típico golpe de manos, cogí las bolsas y salí del Centro Comercial. Ahora me queda hacer unos que otros detalles.
NARRADOR
Mientras Emma pasaba un aburrido día en su casa, Justin le preparaba una sorpresa. De vez en cuando el mismo se paraba a pensar: "¿Amor? ¿Eso se come?" Y sus adentros les decía: "Solo a besos."
¿Justin Bieber haciéndole sorpresas a una chica? ¿Desde cuando ha sido tan cursi?
Pero hasta el chico mujeriego se puede llegar a enamorar, y no de una chica como él.
Una pizca de velocidad, furia, motos y rebeldía mezclada con un poco de dulzura, sencillez, tranquilidad y carácter.
Cosas opuestas que encajan como un compecabezas, y eso es lo que son.
Al principio cuesta unir las piezas, pero poco a poco se te facilitan las cosas, y consigues reunir el puzzle entero en una sola pieza.
¿Ellos estaban viviendo magia? Sí, puede que sea eso. Pero al fin y al cabo, ¿Existía la magia? Bueno, no tiene que ser las que hacen los magos, ni las de los cuentos de hadas. Sus corazones pueden hacer magia sin necesidad de utilizar nada, solo sus sentimientos.
NARRA EMMA
Salí de la ducha y lo primero que hice fue revisar el móvil.
"Y yo nena, te quiero." *Corazón*
Me mordí el labio inferior insconcientemente.
-¡Emma! ¡Tienes visita!
Bloqueé el móvil e hice el amago de salir. Pero me percaté que estaba en toalla y no era plan.
-¿Quién es?.-Grité desde la puerta.
-¡Soy yo!.-La cara de Brit apareció en mis narices, grité del susto y dí 3 pasos exactos hacía atrás.
Seguido entró risueña y cerró la puerta.
-¡Joder! ¡Que susto!
-¡Tía! No es la primera vez que me ves.
-Voy a vestirme. Siéntate en la cama.-Se la señale.-Y no cuando vuelva, quiero verte sentada, no en mis narices.
Ella puso cara de angelito y se sentó.
Entré al baño y busqué con la mirada la ropa interior que dejé hace antes de entrar a la ducha. Una vez encontrada me la coloqué. Primero la parte de abajo y luego, el brasier. Lo abroché, miré al lava manos esperando encontrarme la ropa, pero mi memoria de pez hizo que no la cogiera.
Volví a mi habitación. No sería la primera vez que Brit me ve así. Conocernos desde pequeña y ser mi mejor amiga es lo que tiene.
-¿Y las chicas? Hace mucho que no las veo.
-Aly feliz con Chaz, Kate ha empezado a salir con Logan.
-Oh, ¿en serio? ¡Por fin!
-Sí, están felices. Y Marie ha estado de vacaciones, pero vuelve hoy. Y para eso he venido.
-¿Pasa algo?
-Queríamos celebrar que vuelve, con una acampada. Iremos todos.
-¿Todos?
-Sí. Justin, Ryan, Chaz, Chris, Logan, Aly, Kate, Marie, tú y yo.
-Me gusta la idea.
Suena realmente bien.
-¿Y cuando nos vamos?
-Mañana a la noche. Vendré a buscarte.
Asentí.
-¿Cuántos días?
Se quedó pensativa unos segundos, más bien me miraba fijo, intentando disimular que no lo sabía.
-Bueno... Si es por tus padres diles que no se preocupen, te llevo y te traigo sana y salva.-Me guiña un ojo.
-Esta bien. ¿Y qué me llevo?
-Lo básico. Ropa.
-Tanta ayuda no, por favor.
Ambas carcajeamos, es un caso perdido.
-Bueno, lo que te lleves es lo de menos. Por cierto, mi madre te ha invitado a comer, ¿Sabes lo que significa no?
-¿Qué pasaremos toda la tarde en la piscina?
-Oh sí.
HORAS DESPUÉS
Me estaba comiendo unos deliciosos macarrones con queso que hizo la madre de Brit para nosotras, mientras observábamos a su primo, que cada vez que comía se manchaba. Es muy mono. Tiene el pelo negro de rizos con ojos azules, al igual que su prima.
Pensando en otra cosa, me extraña que no haya recibido más mensajes. Mañana, que posiblemente vea a Justin, le contaré todo. Es hora, y tengo que tener valor.
Suspiré, removí los últimos macarrones que quedaban en plato, pensando que se darían a notar cuando me suban de peso. Aun así me los comí por cortesía de no dejar nada en el plato. Bebí el sorbo que quedaba de refresco y listo.
Brit y yo nos levantamos a la vez para dejar nuestros respectivos cubiertos.
-No hace falt...
-No pasa nada.-Le corté.-Aun que sea tu casa, no voy a dejartelo todo a ti.
Seguido me acerqué a la cocina, puse mi plato, vaso y cubiertos en el fregadero, ella hizo lo mismo.
Volví al comedor en un suspiro ahogado en angustia.
-¿Qué pasa?.-Me dijo Brit, reconfortándome con su mano en mi hombro.
-Los mensajes...
-Oh ya, no pienses en eso. Jack esta celoso y te ha gastado una broma de mal gusto. Lo mejor...-Suspiró de la misma forma que yo lo hice antes.-Es que se lo cuentes tú todo a Justin.
-Pero, ¿Y si reacciona igual que Jack? El estuvo un mes sin hablarme. No lo voy a soportar.
-Pero tú ya no lo volviste a hacer cielo. Pasó, eres normal como yo, como las chicas, como todas de nuestra edad. Justin tiene la mejor novia del mundo, y si él te quiere, no se comportará como Jack.
-No lo volví a hacer, pero estuve a punto. Lo pensé mil veces.-Me cortó.
-Y Justin te dio mil y una para no hacerlo.
-Sí.
-Tómate tu tiempo, piensa como se lo vas a decir. Pero que sea pronto. Sube a mi habitación y ponte el bikini. Yo ahora voy.
Hice lo que me indicó. Una vez en su cuarto saqué mi móvil y aun que no tenía en la agenda el número de Jack, me lo sabía de memoria.
Tomé aire por la náriz expulsándolo por la boca. Marqué. Volví a inhalar más aire, que si no fuera porque la habitación de Brit es grande, diría que la dejé sin oxigeno de tanto aspirar.
El dibujo del teléfono verde en mi móvil amenazaba con qué lo marcara, pero una vocecilla dentro de mi decía que no lo hiciera. Aun así no le hice caso a mi otra yo y llamé.
Un tono... Dos... Tres... Cuatro... Colgué.
Gruñí por lo bajo, pero volví a intentarlo.
Un tono... Dos... Tres...
-¿Sí?
Me mantuve en silencio cinco segundos exactamente, y no fueron más porque él no me lo permitió. Se escuchó una risita por lo bajo.
-Emma...
-No me mandes más mensajes.
Otra risita.
-¿Qué mensajes?
-No te hagas el tonto.
Lo siguiente no era risa, fue una carcajada.
-Sí, fui yo.
-Me lo imaginé.
-Tranquila, solo quiero que Justin sepa todo de su novia.-Dijo resaltando el "Todo".-Hasta los motivos por lo que los hizo.
-Deja de ser tan hijo de puta, y no me mandes ni un puto mensaje más.
-Tranquila, a ti no te mandaré más.
Colgó. "A ti no te mandaré más." ¿Y a quien se los iba a mandar? ¿A Justin? Oh Dios, esto se está poniendo peor de lo que imaginaba.
NARRA JUSTIN
-¿Entonces? ¿Me vas a ayudar?
-Bieber, a ti esas cosas no te van.
-¡Joder Brit! ¿Me vas a ayudar o no?
-Sí. Solo porque es por mi mejor amiga.
-Bien.
Estuvimos unos segundos acompañados de un silencio, a ella se le veía pensativa y me imagino que al igual que a mi.
-¿Y qué tienes en mente?
-No tengo nada en mente.
-Empiezas bien.
-Si lo tuviera todo planeado, no te hubiera pedido ayuda.
Ryan estaba callado, andamos unos pasos adentrándonos en el Centro Comercial y nada más escuchar aquel alborto de gente suspiré.
-Tranquilo, saldrá bien.
-Eso espero.
-¡Ya lo tengo!
-¿Qué?
-Oh Justin, ¡Le va a encantar!
Esto no va a marchar bien.
NARRA EMMA
¿Qué estará haciendo Justin? ¿Se habrá enterado ya de mi trágico accidente del pasado? Tarde o temprano se enterara y quiero que sea por mi.
Los mensajes... ¿Quién me mandará los condenados mensajes? Volvemos a repasar la lista:
¿Mis padres? Imposible, ¿Brit? Menos. ¿Los doctores? No lo quito, pero lo dudo mucho. ¿Jack? Espera, ¿Jack? ¡Claro! Joder Emma, eres imbécil. Es obvio que es Jack.
NARRA JUSTIN
-Man, ¡Vas a triunfar!
-Si no, la culpa es tuya y de tu novia.
-¡Eh eh!.-Nos interrumpió Brit.-Yo he dado una idea y tu has echo el resto.
-¿Crees que le gustará?
-Le encantará.
Mi móvil sonó, un WhatsApp:
"Quiero verte imbécil."
Me mordí el labio inferior y lo siguiente no me acuerdo, su rostro vino a mi mente. Su sonrisas, su labios gritándole a los míos que los devore sin compasión, sus ojos, que puedo decir de sus ojos. Son mi perdición.
-Oh Biebs, ya te esta hablando tu novia.
Mire al móvil y de nuevo a Ryan.
-¿Cómo lo sabes?
Me contestó a mi pregunta con un gesto. Puso unos de sus dedos enfrente de su cara, dibujando en ella media circuferencia justo encima de su boca.
No pillé ese gesto.
Fruncí el ceño y volvió a hacerme el mismo gesto, hasta que por fin se rindió.
-Estas sonriendo como un estúpido tío, te trae loco.
-¿Es qué a caso tú no sonríes cuando te hablo?.-Le regañó Brit.
-Sabes que sí, te quiero.
-Ya hablaremos eso.
"Y yo nena, te quiero".- *Corazón*
Le escribí mientras ellos dos terminaban de discutir.
-Buenos chicos, seguid con lo vuestro. Yo me tengo que ir ya.
-De nada Bieber.
-Gracias Brit.
Me despedí de Ryan con nuestro típico golpe de manos, cogí las bolsas y salí del Centro Comercial. Ahora me queda hacer unos que otros detalles.
NARRADOR
Mientras Emma pasaba un aburrido día en su casa, Justin le preparaba una sorpresa. De vez en cuando el mismo se paraba a pensar: "¿Amor? ¿Eso se come?" Y sus adentros les decía: "Solo a besos."
¿Justin Bieber haciéndole sorpresas a una chica? ¿Desde cuando ha sido tan cursi?
Pero hasta el chico mujeriego se puede llegar a enamorar, y no de una chica como él.
Una pizca de velocidad, furia, motos y rebeldía mezclada con un poco de dulzura, sencillez, tranquilidad y carácter.
Cosas opuestas que encajan como un compecabezas, y eso es lo que son.
Al principio cuesta unir las piezas, pero poco a poco se te facilitan las cosas, y consigues reunir el puzzle entero en una sola pieza.
¿Ellos estaban viviendo magia? Sí, puede que sea eso. Pero al fin y al cabo, ¿Existía la magia? Bueno, no tiene que ser las que hacen los magos, ni las de los cuentos de hadas. Sus corazones pueden hacer magia sin necesidad de utilizar nada, solo sus sentimientos.
NARRA EMMA
Salí de la ducha y lo primero que hice fue revisar el móvil.
"Y yo nena, te quiero." *Corazón*
Me mordí el labio inferior insconcientemente.
-¡Emma! ¡Tienes visita!
Bloqueé el móvil e hice el amago de salir. Pero me percaté que estaba en toalla y no era plan.
-¿Quién es?.-Grité desde la puerta.
-¡Soy yo!.-La cara de Brit apareció en mis narices, grité del susto y dí 3 pasos exactos hacía atrás.
Seguido entró risueña y cerró la puerta.
-¡Joder! ¡Que susto!
-¡Tía! No es la primera vez que me ves.
-Voy a vestirme. Siéntate en la cama.-Se la señale.-Y no cuando vuelva, quiero verte sentada, no en mis narices.
Ella puso cara de angelito y se sentó.
Entré al baño y busqué con la mirada la ropa interior que dejé hace antes de entrar a la ducha. Una vez encontrada me la coloqué. Primero la parte de abajo y luego, el brasier. Lo abroché, miré al lava manos esperando encontrarme la ropa, pero mi memoria de pez hizo que no la cogiera.
Volví a mi habitación. No sería la primera vez que Brit me ve así. Conocernos desde pequeña y ser mi mejor amiga es lo que tiene.
-¿Y las chicas? Hace mucho que no las veo.
-Aly feliz con Chaz, Kate ha empezado a salir con Logan.
-Oh, ¿en serio? ¡Por fin!
-Sí, están felices. Y Marie ha estado de vacaciones, pero vuelve hoy. Y para eso he venido.
-¿Pasa algo?
-Queríamos celebrar que vuelve, con una acampada. Iremos todos.
-¿Todos?
-Sí. Justin, Ryan, Chaz, Chris, Logan, Aly, Kate, Marie, tú y yo.
-Me gusta la idea.
Suena realmente bien.
-¿Y cuando nos vamos?
-Mañana a la noche. Vendré a buscarte.
Asentí.
-¿Cuántos días?
Se quedó pensativa unos segundos, más bien me miraba fijo, intentando disimular que no lo sabía.
-Bueno... Si es por tus padres diles que no se preocupen, te llevo y te traigo sana y salva.-Me guiña un ojo.
-Esta bien. ¿Y qué me llevo?
-Lo básico. Ropa.
-Tanta ayuda no, por favor.
Ambas carcajeamos, es un caso perdido.
-Bueno, lo que te lleves es lo de menos. Por cierto, mi madre te ha invitado a comer, ¿Sabes lo que significa no?
-¿Qué pasaremos toda la tarde en la piscina?
-Oh sí.
HORAS DESPUÉS
Me estaba comiendo unos deliciosos macarrones con queso que hizo la madre de Brit para nosotras, mientras observábamos a su primo, que cada vez que comía se manchaba. Es muy mono. Tiene el pelo negro de rizos con ojos azules, al igual que su prima.
Pensando en otra cosa, me extraña que no haya recibido más mensajes. Mañana, que posiblemente vea a Justin, le contaré todo. Es hora, y tengo que tener valor.
Suspiré, removí los últimos macarrones que quedaban en plato, pensando que se darían a notar cuando me suban de peso. Aun así me los comí por cortesía de no dejar nada en el plato. Bebí el sorbo que quedaba de refresco y listo.
Brit y yo nos levantamos a la vez para dejar nuestros respectivos cubiertos.
-No hace falt...
-No pasa nada.-Le corté.-Aun que sea tu casa, no voy a dejartelo todo a ti.
Seguido me acerqué a la cocina, puse mi plato, vaso y cubiertos en el fregadero, ella hizo lo mismo.
Volví al comedor en un suspiro ahogado en angustia.
-¿Qué pasa?.-Me dijo Brit, reconfortándome con su mano en mi hombro.
-Los mensajes...
-Oh ya, no pienses en eso. Jack esta celoso y te ha gastado una broma de mal gusto. Lo mejor...-Suspiró de la misma forma que yo lo hice antes.-Es que se lo cuentes tú todo a Justin.
-Pero, ¿Y si reacciona igual que Jack? El estuvo un mes sin hablarme. No lo voy a soportar.
-Pero tú ya no lo volviste a hacer cielo. Pasó, eres normal como yo, como las chicas, como todas de nuestra edad. Justin tiene la mejor novia del mundo, y si él te quiere, no se comportará como Jack.
-No lo volví a hacer, pero estuve a punto. Lo pensé mil veces.-Me cortó.
-Y Justin te dio mil y una para no hacerlo.
-Sí.
-Tómate tu tiempo, piensa como se lo vas a decir. Pero que sea pronto. Sube a mi habitación y ponte el bikini. Yo ahora voy.
Hice lo que me indicó. Una vez en su cuarto saqué mi móvil y aun que no tenía en la agenda el número de Jack, me lo sabía de memoria.
Tomé aire por la náriz expulsándolo por la boca. Marqué. Volví a inhalar más aire, que si no fuera porque la habitación de Brit es grande, diría que la dejé sin oxigeno de tanto aspirar.
El dibujo del teléfono verde en mi móvil amenazaba con qué lo marcara, pero una vocecilla dentro de mi decía que no lo hiciera. Aun así no le hice caso a mi otra yo y llamé.
Un tono... Dos... Tres... Cuatro... Colgué.
Gruñí por lo bajo, pero volví a intentarlo.
Un tono... Dos... Tres...
-¿Sí?
Me mantuve en silencio cinco segundos exactamente, y no fueron más porque él no me lo permitió. Se escuchó una risita por lo bajo.
-Emma...
-No me mandes más mensajes.
Otra risita.
-¿Qué mensajes?
-No te hagas el tonto.
Lo siguiente no era risa, fue una carcajada.
-Sí, fui yo.
-Me lo imaginé.
-Tranquila, solo quiero que Justin sepa todo de su novia.-Dijo resaltando el "Todo".-Hasta los motivos por lo que los hizo.
-Deja de ser tan hijo de puta, y no me mandes ni un puto mensaje más.
-Tranquila, a ti no te mandaré más.
Colgó. "A ti no te mandaré más." ¿Y a quien se los iba a mandar? ¿A Justin? Oh Dios, esto se está poniendo peor de lo que imaginaba.
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